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Portoviejo
Peleó con la muerte por cuidar una vida

Un tubo bajo, falta de gasolina y perderse en la ruta fueron varios de los inconvenientes que sorteó Javier con una mujer herida.

Domingo 23 Septiembre 2018 | 11:00

 Él está seguro de que la parca se ensañó contra él para arrebatarle a la persona que movilizaba desde Pedernales y cuyo diagnóstico era de gravedad absoluta.

En efecto, las heridas con machete causadas presuntamente por su cónyuge, tenían la vida de la paciente colgando de un hilo. 
“Su destino ya estaba marcado y tenía que morir en el atentado o su traslado, ya que perdimos mucho tiempo por las diversas situaciones que vivimos”, sostuvo el exconductor de ambulancias.
 
Favor. El sábado en que se dio el atentado, Javier se encontraba descansando en su casa, en la vía a Jama. Ese día su compañero de oficio tuvo un contratiempo de salud, así que no pudo laborar.
Lastimosamente para las emergencias no hay hora ni fecha, así que la enfermedad hizo que los administradores de la casa de salud recordaran que se encontraba el otro conductor libre y que ante la emergencia bien podría dar la mano.
No se equivocaron, ya que pese a la molestia de separarse de su hogar, Javier acudió por sus medios a su segundo hogar, es decir su trabajo.
La paciente a transferir era una mujer, víctima de un intento de femicidio, que se encontraba muy delicada.
Una vez que el equipo de trabajo estuvo listo, entonces emprendieron el viaje a la capital manabita.
 
Problemas. Salieron pasadas las 21h00, siempre optimistas y con la meta de llegar sin novedad alguna. El éxito de los traslados, relató el conductor jubilado, está en la seguridad de arribar con bien, sin abusar de la velocidad y 
corriendo donde la vía lo permite.
La primera anomalía fue un neumático desinflado; tras superarlo y cambiarlo, partieron pocos minutos después. No habían transcurrido cuarenta minutos cuando se quedaron sin gasolina.
El conductor se vio obligado a buscar recipientes en la vía y luego pedir un aventón por señas. Debió regresarse desde Las Coronas hasta la primera gasolinera de Pedernales con tres galones.
Cuando ya todo había sido superado, entonces el chofer avanzó hasta San Antonio de Chone y siguió directo hacia El Carmen. En el control policial de Ricaurte se dio cuenta que iba en el sentido contrario, acelerando para recuperar el tiempo perdido.
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