Pero uno de los factores que se vuelve indispensable para la rentabilidad de los proyectos agrarios es que se otorgue a una tasa de interés que no se constituya en escollo insalvable para hacer de lo agrario un negocio remunerativo para los agricultores y cuyo producto final tampoco sea oneroso para los consumidores nacionales y además pueda competir con ventaja en los mercados internacionales para los bienes exportables. Este vocabulario es comúnmente expresado por los políticos a la caza de sufragios en el área rural, pero una vez que llegan al poder se olvidan o no  son capaces de poner en vigencia.

Sin embargo, en varias leyes en plena vigencia aparecen disposiciones jamás cumplidas que hablan de la necesidad de otorgar a los campesinos créditos a una tasa mucho menor que la comercial, habida cuenta los riesgos que implica dedicarse a la producción agroalimentaria y agroindustrial; así por ejemplo en la Ley Orgánica de Tierras y Territorios Ancestrales aprobada el de 1916, artículo No. 34, declara la urgencia de créditos preferenciales y también lo apreciamos en la Ley Orgánica del Régimen de Soberanía Alimentaria, artículo 12, literal a. Y consta además en el proyecto de Ley de Desarrollo Agropecuario que actualmente se discute en la comisión de Soberanía Alimentaria en la Asamblea Nacional.

Es destacable la intervención de la gerente del Banco Central del Ecuador, Verónica Artola, en la comisión  alimentaria, expresando sin ambages que es momento para hacer realidad este anhelado sentir, correspondiéndole a la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera tomar la decisión con sustento de los informes del Banco, con lo cual el Estado ecuatoriano daría cumplimiento a esta justa aspiración de los campesinos.

Respaldamos con entusiasmo tan acertado pronunciamiento que abre la esperanza que pronto se tendrá efectivamente un nivel de interés agrícola que promueva su crecimiento y desarrollo.