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Portoviejo
‘Sentó cabeza’ tras tener trece hijos

Seguramente, a pocas personas como don Willy Manuel Quinde Betancourt lo recuerdan tanto en el Día del Padre.

Viernes 21 Septiembre 2018 | 11:00

 Y es que el hombre tiene nada menos que trece hijos, con todos los cuales dice llevarse bien. 

Sí, aunque muchos de ellos no compartan la misma mamá.
La historia comenzó en su Esmeraldas natal, hace más de 40 años (hoy tiene 57), cuando tenía 16 y se unió con la joven Dayra Valencia, con la cual procreó a dos hijos: Jéssica y Javier.
Apremiado por la necesidad de buscar nuevos rumbos, el joven Willy se vino para Portoviejo, ciudad de la que había oído hablar que cierta gente era medio matona. A pesar de eso, llegó a la capital manabita a los 18 años.
Su voz, pastosa y atinada, le gustó al dueño de una radio local. Hizo la prueba y fue contratado para locutar. Luego trabajaría en casi todas las radios de la ciudad, pero sucedió lo que a todo hombre le sucede cuando llega por estas tierras: la belleza de la mujer manabita lo doblegó.
“Mi segundo compromiso fue con Diórises Vera, con quien tuve dos hijos más: Willy e Ivonne”, cuenta don Willy, siempre con una sonrisa a la mano.
Con ella fue la única con la cual contrajo matrimonio civil. Pero como el destino no le consulta nada a nadie sobre lo que tiene planificado, don Willy generó un apego por las mujeres irresistible, debido a que, como buen esmeraldeño, se movía con soltura en fiestas, pachangas y amanecidas.
Fue así cómo -según sus recuerdos- llegó a tener hasta diez enamoradas al mismo tiempo. 
Su popularidad en radio Sucre, a la que él llama su “época de oro”, también le dio sus ventajas.
“Si una se decepcionaba, siempre quedaba algo”, añade. 
En una de esas andanzas conoció a Maribel Calero, cuya relación fue motivo de separación de doña Diórises. 
Como si se tratase de una competencia en solitario, tuvo tres hijos más: Paola, Jennifer y Ángel.
La animación de bailes lo llevó cierta vez por Pimpiguasí, en donde no pudo negarse, como ya era su costumbre, a los encantos de una joven colegiala: Mercedes Valdez, con quien engendró cuatro hijos más: Andrea, Andrés, Jesús y Zuleica. 
Gracias a las cuñas gratuitas que enviaba a cierto motel, allí siempre le tenían las puertas abiertas.
De sus metidas en alcoba ajena recuerda una en especial, cuando el marido de una mujer lo descubrió bajo la cama.
“Pensando que me iba a hacer algo, me demoré 15 minutos en salir hasta que me convenció de que no me iba a hacer nada”.
Al cabo de todo ese recorrido no exento de sobresaltos -que incluye otros dos hijos que se enteró de que existían ya mayores-, don Willy, desde hace seis años, está acompañado de Isabel Demera, con quien no ha tenido hijos y por fin, cree, “sentó cabeza”.
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