Luis vende ceviche de pinchagua en el terreno de la vieja terminal, en el centro de Manta. Lleva 25 años trabajando en eso. 

Cuenta que realizó los trámites para adjudicarse un puesto en la nueva terminal, pero le costaba 3.500 dólares y él no tenía ese dinero, y fue cuando decidió quedarse.

“Pero eso ya pasó”, dice Luis. “Ya no vale seguir quejándose, lo importante ahora es que la zona se reactive, y tenemos las esperanzas puestas en el edificio de la empresa eléctrica”, expresa.  

Actualmente en el terreno de la antigua terminal hay unas cinco carretas donde se venden ceviches y encebollados, y otros 15 negocios de comida en un terreno  cerca al lugar. 

Todos esperan la apertura del edificio de la empresa eléctrica, pues aseguran que llegará más gente a pagar las planillas de energía y de allí podrían ir a comer a la vieja terminal.     

El edificio de la Cnel empezó a ser reconstruido en noviembre del 2016, luego de que fuera afectado por el terremoto de 7,8 ocurrido en abril de ese año.

La fecha tentativa de apertura es en noviembre de este año.

Caso. Jorge Aráuz, vendedor de encebollado, dice que al menos cinco puestos de venta de comida cerraron luego de que reubicaron la terminal, otros abrieron negocios en sus barrios y un grupo se organizó para alquilar un terreno y hacer una plaza de comida. “Muchos seguimos aquí porque tenemos la esperanza de que cuando funcione el edificio mejoren las ventas”, señala. 

Juvenal Zambrano, director de Planeamiento Urbano del municipio, indica que prevén la construcción de edificio de parqueaderos con locales comerciales en la planta baja. Eso aún sigue en planes. 

El comerciante Carlos Romero solo pide que en cualquier proyecto que se ejecute los tomen en cuenta. No quiere que pase lo de la nueva terminal.