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Portoviejo
El cáncer no detiene su afán de ayudar

Sirviendo a los demás es como Vicente Flores paga la “deuda” que tiene con Dios por extenderle su existencia.

Domingo 19 Agosto 2018 | 11:00

 Tiene 41 años, cuatro de ellos con cáncer de colon, enfermedad que ha disminuido sus fuerzas pero no la voluntad de ayudar a quienes, dice, están peor que él.

“La vida que se me está yendo, la recupero ayudando a las personas que más lo necesitan”, comenta mientras arregla las bolsas con los productos que donará.
Vicente es un héroe de carne y hueso. El cáncer lo está matando, pero no desmaya en su convicción de cancelar el “pagaré” que le firmó a Dios cuando sentía que su vida expiraba. 
Su historia de vida como benefactor social se inició después que le detectaron la enfermedad.
“Antes no hacía esto, solo pensaba en mí, era normal”, comenta con ironía. Dice esto porque ahora muchas personas, hasta sus amigos, lo consideran un loco.
Lleva cuatro años tocando puertas de amigos y comerciantes, a quienes les pide cualquier cosa para donar a las personas que están dentro del registro de “la misión”, como llama a su obra solidaria.
Decepción. En todo este tiempo solo una vez quiso dejar de ayudar. Fue cuando un amigo, entre comillas, ya no quiso apoyarlo en su misión, refiere.
“Me pasó por la mente dejar de hacer esto, pero recordé que tengo una deuda con Dios, que estoy vivo por él y que tengo que continuar hasta que me queden fuerzas para hacerlo”, dice.
Vicente vive para los demás, sin embargo su situación es crítica. No tiene trabajo, se mantiene con la ayuda que le dan los amigos verdaderos, de los cuales “le quedan algunos todavía”, indica.
Tampoco tiene casa y vive en un departamento que  le han cedido almas de buen corazón, como él.
Este buen samaritano necesita diez dólares diarios para pagar los medicamentos que debe tomar como parte del tratamiento que lleva para enfrentar al cáncer.
Sueños. Sueña con trabajar, lo puede hacer, pero se lo niegan por su condición de salud, cuenta. Su mayor anhelo es tener casa propia. Intentó registrarse en el plan Casa Para Todos, pero asegura que no pudo lograrlo.
Vicente comenta que antes su esposa cuestionaba su entrega al prójimo, pero que ahora lo acepta. 
Por el trabajo solidario que realiza con otras personas, en el 2016 ganó el concurso “El ángel de mi barrio”, que organizó Manavisión.
Hace un mes Vicente fue intervenido quirúrgicamente, le extirparon una masa que se había creado en su organismo, un efecto colateral del cáncer de colon que padece. 
Camina con drenes en la herida; el dolor que siente dice que no es impedimento para continuar con su misión, que se transforma en amor cuando la entrega a sus protegidos.
Asegura que los cuestionamientos que la gente le hace no lo desmotivarán e insiste en que la poca vida que le queda la destinará a servir.
En una de sus últimas recaídas, los médicos del hospital Verdi Cevallos Balda lo desahuciaron, asegura.
Sin embargo, sostiene, sigue en pie, empujado por la fuerza del agradecimiento de las personas a las que llega con comida, con medicina o con ayudas técnicas.
 
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