Todos tenemos derecho al Buen Vivir, éste es un anhelo justo al que nos esforzamos llegar; pero ¿en qué momentos se puede llegar a obtener tal situación? Indudablemente, cuando exista un equilibrio bondadoso en lo económico – social. 

Aquí tropezamos hoy con el primer gran obstáculo: el Gobierno actual recibió un Estado sumido en enormes deudas, con un déficit fiscal que hasta hoy resulta casi incalculable. 

Y esas deudas asumidas para obras abandonadas, a medio hacer, sin generar beneficios para nadie, mientras los responsables de esta situación huyeron y niegan serlo y la mayoría se evaporó en el extranjero; y sin escrúpulos algunos hoy acusan a otros. 

Estamentos legales montados en los últimos 10 años siguen en funciones y miran hacia otro lado cuando se les exige cumplir con sus deberes como personajes al servicio ciudadano. 

No ha resultado fácil reemplazarlos ya, se asevera que hay que respetar la Constitución y las Leyes. Al mismo tiempo sectores que han sido afectados reclaman sus derechos, que en lo económico no es fácil de cumplir.  La situación así mirada reclama unos tiempos de pausa para ir paulatinamente llegando a lo justo.

Y reconocemos que esto resulta duro para el que lo requiere, pero a su vez debemos comentar que la corriente política que perdió el poder, azuza para que se reclame para ya, paradójicamente, por aquello que ellos debieron hacer y no cumplieron. 

En estas circunstancias se tiene que andar en un diálogo nacional, con gran apertura, para demostrar que sí se va a cumplir, pero que esto no es milagroso pero como es justo tendrá que llevarse a cabo. Y así es que lo requiere la paz social. 

Aquí debo yo presentar lo que algunos me han manifestado que no es muy lógico, cuando me pronuncio de que en Manta, Manabí, no debe instalarse una refinería de petróleo. 

Pero hoy recibe esta opinión las alarmantes noticias de que los gases que emanan de la Refinería de Esmeraldas han perjudicado a miles de habitantes que ya sufren graves efectos en su salud en la hermana provincia, exigiendo remediaciones que resultan urgentes y que serán costosas, pero que deben cumplirse en el cometido de no perjudicar al género humano. 

Esto, indudablemente, apoya nuestro criterio de que en el maravilloso océano Pacífico,  frente a Manta y en sus alrededores, de gran vocación turística, no debe nunca instalarse un sistema que perjudique al turismo y a los habitantes de amplios sectores. Y así debemos sostenerlo con la mayor energía.