Aseguran que como en todo negocio hay tiempos buenos y malos, pero tienen la expectativa de progresar, indicaron los concesionarios.
Henry Valencia, accionista de Mami Nina, un local de comida con raíces en Calceta, indicó que Portoviejo los ha recibido muy bien.
Agregó que el esfuerzo y trabajo que desarrolla es un homenaje en vida a su madre, quien educó a 11 hijos con la venta de dulces.
Sofía García, propietaria de la Heladería Turky, manifestó que su negocio es una franquicia guayaquileña.
Para ella la atención es primordial si se espera que el cliente regrese.
En ese sentido, los 21 dueños de locales de alimentos que permanecen en La Rotonda han recibido de Portoparques asesoramiento en atención al cliente y ventas para incrementar sus ganancias.
Además cuentan con un incentivo que consiste en la disminución de los valores de la concesión, desde julio hasta diciembre de este año, en un 40%.