La estructura, hoy ya de metal, hace más de 40 años era de caña, pero de cualquier forma siempre ha sido de mucha utilidad para la comunidad.

Nancy Zambrano afirma que el antiguo puente se lo construyó  gracias a la contribución de don Ángel Tobías Fernández, quien era dueño de una “mancha de caña”. 

En ese tiempo todo era piñuelos y muyuyos y el malecón era un barranco con vista al río.

Al cabo de muchos años todo cambió, la zona se fue poblando con más habitantes y nuevas casas, sin embargo las obras no llegaron como ellos esperaban. 

Si bien se construyó un dispensario del Seguro Social Campesino, las calles, que fueron alguna vez pavimentadas, se han deteriorado aceleradamente.

Un lugar para el esparcimiento, aseguran, es necesario. “Otra de las cosas que queremos en que nos construyan un parque, porque los niños no tienen dónde jugar. Allí hay terrenos abandonados, sin ninguna utilidad, pero no se ha hecho nada con ellos”, se queja Zambrano.

Asimismo, consideran que el Dispensario del Seguro Social Campesino, que ya tiene 15 años, es la obra que más los ha ayudado.

“Allí se atienden todas nuestras dolencias”, afirma Zambrano.