El riego de aproximadamente 10 mil hectáreas de terreno fértil es vital para la producción de la zona norte, siendo requerido desesperadamente por los campesinos-agricultores, quienes, por la demora incomprensible de las labores de reconstrucción, con aparente razón se sienten relegados y molestos.

Igual malestar se presenta en Manta, donde el aeropuerto internacional continúa funcionando como en carpas, con una terminal provisional impropia al tiempo transcurrido del evento telúrico, lo que contradice la capacidad de respuesta e interés de los organismos involucrados. 

Mucho más ahora que la vicepresidenta de la República aseveró que este año no habrá cambio alguno.

Es que no les es fácil entender a los ciudadanos, por qué obras que no tienen relación directa con daños originados por el terremoto, pero aprobadas por el Comité de la Reconstrucción, utilizando dinero que debiera ser exclusivo para la recuperación de todo lo afectado por el sismo, han sido iniciadas con rapidez, mientras las prioritarias -como las dos citadas- están en el limbo.

Verbigracia: se construyen puentes en Manta con destino incierto, así como se asignan recursos para abrir calles para programas sin financiamientos en Portoviejo, sin estar directamente relacionadas con la urgencia de la reconstrucción.

La ciudadanía requiere una mayor y mejor explicación.