Las pérdidas en Ecuador generalmente fueron mucho más fuertes que la respuesta proporcionada por los gobiernos que tuvieron que afrontar el problema, recordando que algunas secuelas aún se sienten en el campo, sobre todo,  porque no hubo recursos para superar los daños, que posteriormente pasaron al olvido.

Actualmente, algunos estudiosos estiman que las condiciones atmosféricas en el Pacífico Sur pudieran dar en algún momento formación a El Niño, claro, como una posibilidad nada segura, por lo que las observaciones no son aseveraciones, ni tienen el carácter de oficial.

Sin embargo, valen las inquietudes para que los funcionarios, correspondientes a las áreas de protección ambiental y de seguridad ciudadana de los gobiernos nacional, provinciales y cantonales empiecen a pensar en algún momento desempolvar los planes de emergencia que sobre la materia tienen en archivos.

En Manabí están vivos aún los recuerdos de las tragedias vividas por la fuerza de la naturaleza, las copiosas y permanentes lluvias, inundaciones y deslaves, que esperamos no volver a sufrir, pero para lo que hay que estar prevenidos.