Aunque por los años que tiene de creado -más de 50- ya no debería tener muchas necesidades, la realidad de los 22 mil habitantes de ese sector elevado de la ciudad es otra.
Ellos, literalmente, se mueren de sed junto a la fuente.
Así lo cuenta Luis Macías, un dirigente barrial que tiene anotadas todas las carencias del sector en orden de importancia.
“Vivimos junto al tanque elevado Las Pulgas, que tiene una capacidad de 5.000 metros cúbicos de agua potable, que dota del servicio a la margen derecha de la ciudad, pero nosotros no tenemos agua”, cuenta Macías.
Para suplir tal carencia, cogen agua con mangueras conectadas a una tubería madre, pero ellos ya quieren la regularización.
Otro de los problemas que tienen es el mirador turístico, de cuya estructura, luego del terremoto de abril del 2016, solo quedaron el piso y una especie de balcón derruido.
Para tratar de recuperarlo, los moradores presentaron un anteproyecto al municipio, cuyo costo es de 981 mil dólares, pero que está a la espera de ejecución.
También solicitan la habilitación de la UPC, la cual se encuentra en buenas condiciones, pero desde hace cinco años no tiene policías. No es poco frecuente la presencia de antisociales en la zona, dijo un vecino.