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Alcohol, droga y comida
Alcohol, droga y comida
Por: Jacinto García Delgado

Jueves 21 Junio 2018 | 04:00

Así de sencillo…Nunca es tarde para retirase, solamente hay que hacerlo, para que viva y deje vivir la familia. El médico no es para la persona sana sino para el enfermo. Por lo tanto, el consumo del alcohol y la droga lo convierten en alcohólico y drogadicto, mientras que el tragar comida abundante te conducen a ser obeso. Ambos casos, lo inducen a destruir su propio organismo.

Frente al panorama del alcoholismo y la drogadicción, bien vale que se formule la siguiente pregunta: ¿Quién es más culpable, el que vende o el que consume? Tanto el uno como el otro deben ser inculpados, el que expende porque corrompe y el que compra porque se corrompe.
Hoy por hoy, el mal personal  no debe reinar sobre el bien de  la familia, de ahí que el padre y la madre deben estar preparados para recibir los golpes que le da la vida y darles solución.  
Padre es padre. Y es el hombre que con infinito amor al sucesor le protege y le da protección para que viva conforme lo dice la Constitución de la República y la ley espiritual; y hacer de la sociedad un lugar para ganarse la vida.
Madre o madre padre, es la mujer que con el corazón lleno de ternura, pasión y cariño al progenitor da la vida para que forme parte integral de esa familia alegre y feliz. 
Hijo es hijo, mayor o menor que necesita el auxilio a cada instante del papá y la mamá, que lo oriente y lo guie para vivir en un ambiente de paz y tranquilidad.
Trabajar fuertemente no ha matado a nadie, pero la tendencia a beber, fumar y comer inhumanamente le arruina la personalidad humana normal.  La desorganización de la familia aleja el anhelo de todos para todos; en tal virtud, el adolescente y la adolescente, el joven y y la joven, la persona mayor y la población adulta, si utilizan correctamente el tiempo podrán mantener la unidad familiar y mejorar las relaciones interpersonales 
Este problema, que es mundial, aún  más cuando por tradición todo acontecimiento social de nacer o morir, carece de alegría y dolor si no está acompañado del licor, el vino, tabaco y primordialmente el banquete. Falso, de falsedad absoluta, las reuniones familiares no pueden estar  empañadas por la violencia, que al final deparan en la cárcel, hospital o cementerio.
El enfermo que siente la necesidad de consumir sustancias tóxicas porque el cuerpo se lo reclama, del mismo modo que el ser humano obeso exige comida a cada paso, tienen que alejarse de aquel enemigo que no le permite vivir ni dejar vivir.
El padre, que es un hombre de potencialidad firme; y la madre o madre-padre que es una mujer de capacidad y fuerza incomparables, comprender tienen que deben mantenerse vigilantes y atentos para que gocen de felicidad y el día de mañana puedan formar la propia familia.
Reflexionando: El que es dependiente de los estupefacientes venenosos y mortales no vive para la vida. 
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