Se indica que, generalmente, el llamado se lo hace de manera tal que son pocas las firmas que intervienen, siendo casualmente las mismas que, con ciertas variaciones, logran ganar los concursos a los que acudieron a participar.

Aquello genera insatisfacción en los profesionales o firmas comerciales que aspiran a contratar con los gobiernos nacional, provincial o cantonales; incluso con otras instituciones del Estado.

Este procedimiento hace que se reduzca el universo de interesados, pues por experiencia consideran que los concursos públicos tienen ganadores anticipados, como si las instituciones tuvieran acuerdos preestablecidos.

Por ello se hace obligado rescatar la seriedad, pulcritud y confianza de esas convocatorias, mediante bases que abran el abanico al mayor número de participantes, con la seguridad de que mientras más interesados existan mejor será para el logro del objetivo.

Según informes públicos, una empresa nacional logró un ahorro de más del 30 por ciento en el servicio a contratar, porque contó con un número mayor de competidores que, ofreciendo calidad, bajó presupuesto.

Esperamos que esta actitud sea la que impere, actuando en beneficio de toda la colectividad.