Actualizado hace: 928 días 7 horas 27 minutos
Portoviejo
Marcado por las crecientes

En los 15 años como bombero nada le causó temor a Miguel Farías Alcívar, de 68 años de edad.

Lunes 18 Junio 2018 | 04:00

 Aseguró que en los primeros días, en efecto, sintió todo asombroso, apasionante y novedoso, pero el sentimiento se fue apagando con el pasar del tiempo, especialmente cuando las horas de trabajo se intensificaron más de la cuenta.

“Pero quienes ingresamos a una labor de servicio sabemos que no hay límite de tiempo, y que los intereses de otras personas están por encima de nosotros, y la satisfacción está en ver a los demás sanos y fuera de peligro”, sostuvo Farías.
En la actualidad ocupa el rango de mayor y es el más antiguo de la Compañía de Bomberos de la parroquia Calderón. Desde sus inicios a la fecha, mencionó, ha participado en un sinnúmero de rescates en incendios, accidentes de tránsito, recuperación de cadáveres, etc.
 
Regla. Si algo le pide a su equipo de trabajo con insistencia, argumentó, es no confiarse ni de su sombra, y asumir la designación con mesura extrema, ya que la confianza puede originar una tragedia.
Farías puso como ejemplo lo suscitado en otras partes del país, cuando los bomberos por no concentrarse en su tarea resultan lastimados.
“A veces en el menor de los casos puede haber una desgracia, así que por eso deben tomar las cosas con seriedad y seguridad”, dijo.
Uno de los casos, aparentemente sencillos, son los incendios forestales. 
Es algo muy sencillo, sólo apagar el fuego refrescando el lugar, pero no es así, ya que requiere de mucho más. Indicó que el humo muchas veces puede motivar a que la persona equipada con máscaras y equipo antiflama se desoriente con facilidad y en lugar de buscar el lugar menos conflictivo termine buscando las llamas.
“Es algo que ya se ha dado en otras partes de la provincia y queremos evitar. Considero que no debemos esperar a que nos pase algo malo para luego tomar acciones, ya que como gente preparada debemos manejarnos con seguridad plena y total”, manifestó.
 
Afectados. En el año 2016, cinco días antes del terremoto que golpeó a las provincias de Esmeraldas y Manabí, la parroquia Calderón sufrió una catástrofe debido a la creciente de los ríos y quebradas del sector, los cuales originaron que las aguas sobrepasaran los límites esperados y se produjo la inundación más fuerte que se haya presentando en esta parte de la provincia.
Según Farías, sus compañeros se encontraban en plena tarea de rescate, especialmente en los sitios rurales, cuando se enteraron que sus viviendas también habían sido presa de la inundación.
“En un momento estábamos trajabando en casa de desconocidos y luego en el aparente descanso teníamos que hacer presencia en nuestros hogares para ayudar. Uno debe cumplir en todo momento”, sostuvo.
 
Golpe. La inundación fue un lunes, y las aguas estancadas se mantuvieron por varios días. Los propios bombero se sintieron damnificados y debieron multiplicar sus esfuerzos para quedar bien dentro y fuera de casa.
“Fueron días duros, complicados, pero no decaímos y seguimos luchando con dignidad”, precisó Farías.
El mayor y líder de la Compañía de Bomberos de la parroquia Calderón aseguró que como manabita que es sólo teme a Dios, ya que en la tierra todos somos iguales.
“Lo más impactante en todo este tiempo de trabajo es ver a mi parroquia bajo el agua, pero también lo más motivante es verlos salir de los momentos de crisis. El terremoto también nos pegó duro, y más a quienes perdieron sus familiares. Dios y el tiempo nos reconfortan para salir adelante”, acotó.
 
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias