García pinta desde que tiene memoria. En su hogar siempre han estado vinculados al arte y por esa razón su trabajo se encuentra disperso en Manabí. “En casa de herrero, cuchillo de palo”, dice el pintor, mientras comenta que ninguno de sus cuadros se queda en casa.

“Las pinturas que ve, son de mi padre, las mías son para el mundo”, manifiesta García. 

A sus 44 años, dice que aprendió a pintar revisando técnicas en varios libros. Indica que la autoeducación y la práctica son el principio fundamental para ser un buen artista.

Pintura. Su último trabajo lo publicó en redes sociales, por lo que varias personas le hicieron el pedido del mismo dibujo sobre prendas de vestir blancas.

Va por su segunda camiseta. Con un lápiz hace los primeros trazos, mientras observa el boceto que sirve de apoyo. Dibujar Charapotó lo llena de civismo, y sólo de pensar que una de esas camisas recorrerá el mundo, lo emociona. 

Cada detalle es realizado minuciosamente por Manolo. El templo, las letras gigantes con el nombre Charapotó, un tono celeste que evoca “el pedacito de cielo” que es la parroquia, bajo la frase “Tierra Bendita”.

Manolo espera que más coterráneos se sumen a adquirir este recuerdo de la tierra que los vio nacer.

Asegura que de esta forma expresa el arte y la cultura manabita, pues hay pocas personas que realizan el mismo trabajo.