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Diego C. Delgado Jara
Universidades: un siglo de retroceso

La Universidad de Córdoba, Argentina, en junio de 1918 impulsó una reforma de la educación superior que no solo abarcó a ese país, sino que remeció a toda la América Latina

Miércoles 06 Junio 2018 | 04:00

. Uno de sus principales soportes, junto a la razonable rebeldía de la juventud estudiosa ante un sistema opresivo insufrible, fue el presidente radical Hipólito Yrigoyen, elegido en 1916, luego de 42 años de fraudes electorales sucesivos. Se consiguió entonces la indispensable autonomía universitaria y la no dependencia de los gobiernos de turno empeñados en controlar a las autoridades y hasta el contenido de la enseñanza. Nació así la libertad de cátedra y el cogobierno. El acceso a la docencia por concursos limpios. También se establecieron los fundamentos de la extensión universitaria.

Una de las más importantes conquistas fue cierta democratización al permitir el acceso de las capas medias a las aulas universitarias, antes espacio exclusivo de la aristocracia. En el Ecuador, con el correísmo y la Ley Orgánica de Educación Superior, LOES, muchas de las conquistas de la Reforma de Córdoba desaparecieron en forma planificada como parte del proyecto globalizador para el campo educativo a todo nivel. Desaparecieron todos los normales, donde se preparaban con orientación laica y patriótica a los educadores de la niñez, en el año 2012; ahora deben ir a la UNAE, donde desde el rector y una planta docente de 86 profesores son extranjeros. Los maestros normalistas fueron acosados con bullying laboral y jornadas de 40 horas para forzarlos a retirarse por decenas de miles y sustituirlos con elementos improvisados. Las facultades de pedagogía dejaron de formar maestros secundarios por materias.
Las universidades fueron depuradas ideológicamente. A los que nacieron en la década del cuarenta y cincuenta del siglo anterior, y tuvieron la influencia del pensamiento de la revolución cubana y las luchas de la liberación nacional desde Argelia, en África, hasta Laos, Camboya y Vietnam, se los excluyó alegando que no tenían maestrías y doctorados (PhD), mediante un plazo perentorio para que obtuvieran según el Art. 13 de las transitorias de la LOES. El pensamiento crítico, cuestionador, fue extirpado de las universidades para sustituirlo, en buena medida, con personal identificado con el fascismo del siglo XXI.
En Ecuador vamos a la reinstalación de una sociedad de castas. Existen 1,2 millones de jóvenes menores de 31 años, que están excluidos de las universidades en gran medida por exámenes tramposos. Quienes alcancen a graduarse y no posean 8 mil, 10 mil o 15 mil dólares no podrán acceder a las maestrías. Quien carezca de 30 mil, 50 mil o hasta 200 mil dólares no conseguirá un doctorado (PhD). Estos títulos habilitantes cuestan mucho dinero. De este modo las familias con dinero, al poder costear estos gastos, recuperarán, como casta, el control absoluto del sistema educativo, como sucedió en la colonia española cuando costaba poseer un “certificado de limpieza de sangre” para acceder a ese nivel de estudio. Quienes carecían de dinero quedaban relegados para siempre. La globalización plantea hacer sociedades con poderosos círculos gobernantes y una inmensa mayoría de sirvientes. Allá pretenden llevarnos.
En una mente desordenada, como en un cuerpo desordenado, el sonido de la salud es imposible.-Cicerón.
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