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Cuando patrocinadores juegan al fútbol
Cuando patrocinadores juegan al fútbol
Por: Edwin Delgado Armijos

Sábado 26 Mayo 2018 | 10:00

El fútbol pasó de ser un deporte de sano esparcimiento y diversión a un multimillonario movimiento comercial, los patrocinadores presionan para que sus equipos mantengan posiciones estelares. De esa manera, pueden competir en mayor número de torneos, logrando que millones de personas vean la marca y así captar esos nichos de mercados que ansían conquistar.

Es un negocio lucrativo, donde los embajadores de las empresas transnacionales que dominan el ámbito futbolístico promueven sus productos en cada partido que juegan, en cada gira que realizan los clubes de fútbol a los países con mayor capacidad de consumo.
De la época en que jugaban por el honor solo quedan recuerdos. Se ha pasado a la era de las contrataciones millonarias, de decenas y centenas de millones de dólares.
Son altos ejecutivos que visten de corto (uniformes deportivos, pupos), que pertenecen a una empresa muy particular.
Como elemento integrador, el deporte permite que, a pesar de no conocer personalmente a los deportistas que representan a las respectivas jurisdicciones, la colectividad se identifique con ellos. Son superhéroes de carne y hueso. Personas con un don especial, ellos hacen que muchos se sientan alegres, tristes y por unas cuantas horas olviden los problemas.
Sin embargo, al entrar el dinero en la contienda, la presión ya no solo es para los jugadores, se traslada a los dirigentes de los equipos, llegando incluso a quienes dirigen los encuentros en la cancha. 
En este sentido el fútbol es el negocio del siglo, siendo algo ineluctable en un mundo mercantilizado; entonces, la actividad mercantil se apoderó de la redonda, la caprichosa. 
Miguel Guaglione lo denomina el neocapitalismo corporativo, el mercantilismo, teniendo como cabeza a las federaciones de los deportes que mayor cantidad de seguidores tienen.
La compra de clubes europeos por parte de jeques y empresarios plutocráticos marca la pauta de todo lo señalado.
Pasando a ser una mezcla de deporte-espectáculo-negocio, debido a la sinergia dada entre el mercadeo y la televisión. 
El mejor ejemplo, las campañas publicitarias de las marcas más poderosas del mundo, guiadas por las mejores agencias de publicidad del orbe. Vendiendo la idea de estatus, confort y elegancia a seguir, según sea el tipo de producto impulsado.
Este fenómeno ha sido seguido por escritores como John Carlin, para quien el futbolista es la mejor forma de encarnar el sistema de libre mercado… Una mercancía que debe ser consentida para que rinda más.
Algo que lo saben muy bien las empresas futbolísticas (clubes de fútbol). 
Los patrocinadores juegan al fútbol. Exigen resultados, imponen. Mueven el tablero. La lógica del mercado indica que no es posible que marcas pequeñas venzan a verdaderos monstruos, lo cual tiene implícito, no solo un golpe al ego, sino al valor económico, financiero y bursátil.
 
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