A pesar de ello, la permanencia de la milenaria monarquía es una clara aceptación de ella, sin permitirle el poder político total que se reparte entre el Primer Ministro y el  Parlamento, conformado por las cámaras de los comunes y de los lores, en el caso del Reino Unido. 

Se dice que todos -conservadores o laboristas-  mantienen muy buenas relaciones con la reina Elizabeth. 

Abolida en Francia, en 1789, durante la revolución contra los excesos de poder y lujo de una monarquía impasible ante  la miseria en que vivía la clase trabajadora; y en Rusia, en 1917,  por una  mayoría de  campesinos y analfabetos, prosiguió en Grecia hasta hace unas décadas. 

En España se instaló un monarca militar, el general Francisco Franco, que restituyó al trono a Juan Carlos, mas no al padre de éste. 

Llegan a la actualidad las monarquías constitucionalistas en la misma España, así como en Bélgica, Suecia, Noruega, Holanda y Dinamarca, los países más avanzados del mundo en cuanto a distribución de riqueza, calidad de vida, ingreso per cápita e institucionalidad, surgida del equilibrio entre la inversión privada y el control del Estado, algo que nuestras élites jamás aceptarán. 

José Ortega y Gasset pensaba que  la nobleza nació de una cualidad: la lealtad, pues los caballeros fieles a un reino eran distinguidos con títulos y cuotas de poder. 

Pero estos caballeros cometían crímenes atroces contra los pueblos conquistados, pues el fin último siempre fue el engrandecimiento de un reino, junto a la acumulación de riqueza y poder.

Cristóbal Colón fue nombrado Virrey de las Indias y sus descendientes actuales son los Duques de Veragua. 

El pirata Francis Drake, que llevó tantas riquezas a Inglaterra, fue convertido en sir.

En nuestros tiempos, destacados talentos de las ciencias y las artes han sido reconocidos con títulos nobiliarios como Alexander Fleming, descubridor de la penicilina; los cantantes The Beatles, Elton John o el genio del cine Alfred Hitchcock, un año después de morir.

Los conservadores del Reino Unido se sienten tan organizados que no cambiaron la libra por el euro, el tránsito vehicular continúa por el lado izquierdo y a regañadientes fue parte de la Unión Europea, hasta su estrepitosa salida, el Brexit.

Ahora, una nueva americana, divorciada y mestiza, se unió al nieto de la reina, logrando lo que hace unos años era impensable. 

La interpretación de este hecho sin precedentes está en la imagen más humana que busca la monarquía británica. Con los años se comprobará si la exactriz se adaptará totalmente a su nuevo papel en la vida y si los británicos la aceptarán de verdad. Todo este cambio surgió a raíz de las críticas del pueblo a la aparente frialdad de la monarca, luego de la muerte de la amada Diana. 

O, diluyéndose la sangre real, algún día dirán que la monarquía no tiene razón de subsistir….