Luego comenzó el largo caminar desde su domicilio en el sector El Cañal con un sol radiante sus compañeros militares llevaron en hombros el féretro hasta el cementerio del recinto Las Anonas.

En el trayecto de casi dos kilómetros familiares y amigos, hombres y mujeres se turnaban, porque querían cargar el ataúd de Cevallos, quien a sus 18 años vio sus sueños truncados por un accidente de tránsito cuando hacía el servicio militar.

Él soñaba con una carrera en las Fuerzas Armadas luego de terminar el bachillerato, ya que sus estudios los había dejado el año anterior, dijo su familia.

En el cortejo fúnebre, su madre ondeó una bandera de Emelec en honor a su hijo.

Al llegar al camposanto un grupo de militares le hicieron una calle de honor y con una ceremonia solemne rindieron homenaje a Jean.

Luego todo fue llanto y dolor cuando el cuerpo de Jean recibió sepultura junto a la tumba de su abuelo materno, quien falleció hace ocho años.