Lo más relevante ocurrió a raíz de la Consulta Popular y Referéndum. El presidente Lenín Moreno inhabilitó a su excolega de fórmula Rafael Correa para optar por otro mandato, proponiendo una pregunta que terminó por dividir a su partido y planteó la creación de un Consejo de Participación Ciudadana Transitorio para que evaluara y, de ser el caso, cesara a los principales representantes del resto de funciones del Estado que, además, eran figuras cercanas al correísmo.  

Moreno también permitió que el Poder Judicial cumpliera su rol y figuras que en la década pasada habría sido impensable que fueran tocadas, ahora están presas.

Tal es el caso del exvicepresidente Jorge Glas, que cumple una pena de seis años de prisión por el delito de asociación ilícita en el caso de la empresa brasileña Odebrecht, o el de Carlos Pareja Yannuzzelli, exministro de Hidrocarburos, que actualmente se encuentra detenido y que el 9 de mayo de este año, el Tribunal Penal de la Corte Nacional de Justicia lo condenó a diez años de cárcel por presunto enriquecimiento ilícito.

Además, dejó sin piso el aparato de propaganda correísta e incluso decidió presentar ante la Asamblea un proyecto de reformas a la Ley Orgánica de Comunicación que, entre otros aspectos, suprime la Superintendencia de la Información y Comunicación (Supercom). También reveló la verdadera situación financiera del país que el correísmo buscó ocultar a punta de instrumentos legales que restringieron el acceso a la información.

Escenario. Esto provocó un giro importante en el escenario político: Correa está en Bélgica, volvió para hacer campaña por el No en la Consulta Popular y perdió; el bloque de AP en la Asamblea se dividió (47 morenistas y 23 correístas). A los tres meses de empezado su mandato, Ricardo Patiño, Paola Pabón y Virgilio Hernández dieron un paso al costado y se alejaron del morenismo y varias figuras ligadas al correísmo han sido apartadas del gabinete ministerial.

Es decir, este año ha sido fundamentalmente político en términos de consolidación de una propuesta.

Fernando Carrión, catedrático universitario, señala que aunque el Gobierno está en el proceso de “descorreizar” su Gabinete debido a la presión política y de la opinión pública, esto “dependerá mucho de la correlación de fuerzas que exista en la Asamblea. Me da la impresión de que, en los cambios de Gabinete, que es el caso de la salida de (Miguel) Carvajal (exministro de Gestión de la Política) y la entrada de (Paúl) Granda tiene mucho que ver con la necesidad de recomponer esta relación”.

Moreno. El actual mandatario es producto del correísmo, indica el analista político Oswaldo Moreno.

“Fue vicepresidente, fue funcionario. Es muy difícil que Moreno ‘descorreice’, como pretenderían algunos sectores, de la noche a la mañana. Es un proceso, pero es complicado”, opina.

Para él, esto le ha pasado factura a Moreno. “El hecho de tener un Ministro de Defensa que en su vida ha disparado una escopeta, y no porque tenga nada en contra de Patricio Zambrano. Cuando se presentan crisis, presentan carencias, que creo que fue lo que sucedió en la crisis del secuestro donde la gestión de la Cancillería, del Ministerio de Defensa y del Interior fue nefasta”, explica.

Para el analista, Moreno aún no termina de consolidarse como conductor de la Nación ni de consolidar su gabinete.

Este año Moreno ha cambiado alrededor de 20 ministros, pero aún conserva un gabinete con figuras destacadas por su cercanía al gobierno correísta.

Además, antes de su primer aniversario solicitó a los ministros que pusieran en consideración sus renuncias, con el objetivo de evaluar su gestión y posición política. Desde entonces ha oficializado seis cambios en su Gabinete.

En el caso de Manabí, todos los asambleístas electos por AP o alianzas se pasaron al bando morenista. En las entidades públicas hay funcionarios en altos cargos que fueron parte de la administración de Correa.