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Pareja
Comparten el don de curar a quienes lo necesitan

Don Estuardo y doña Guillermina son una pareja de curanderos que mantiene vivos saberes de la identidad montuvia manabita.

Lunes 21 Mayo 2018 | 04:00

 Aunque él nació en Jipijapa y ella en Chone, comparten el don de curar y un amor infinito.

Ambos mantuvieron un diálogo con el Archivo de la Memoria de la Unidad de Cultura de la Universidad Técnica de Manabí y dieron a conocer cómo aprendieron sus técnicas de curandería y cómo las aplican para sanar personas. 
Inicios. Don Estuardo Robles del Valle empezó a curar desde los doce años de edad, cuando su madre le dijo que él tendría el don para hacerlo.
Poco a poco y observando a sus padres fue como aprendió a hacerlo.
A Guillermina Loor le enseñó su suegra. 
Doña Guillermina cuenta que veía a su suegra curar con mentol y huevo los tres tipos de ojo existentes.
“Hay mal de ojo por coraje, por cariño o por odio”, menciona. 
La técnica para curar el mal de ojos es la misma, la única que varía es para sanar el ojo seco, según menciona Estuardo.
“El ojo seco se cura con suero amarillo, que lo sacan del queso. Por nueve días se baña a la persona con este suero a temprana hora de la mañana. Además se usan los montes de eucalipto, romero y manzanilla”, señala. 
Pero mal de ojos no es lo único que cura Estuardo. Él también puede sanar el mal aire. Para eso usa rosa de muerto y yerba de chivo. “Con eso se le chicotea el cuerpo. O también se le puede hacer cuando hay mala circulación, siente adormecida las manos, es un síntoma de tener, por decir, el derrame”, indica.
Creaciones. Sus remedios son propios y se da cuenta de sus resultados al probar cómo la gente se sana. “Esto me sale de mi mente misma. Yo le he dado a la gente y la gente ha tomado todo y se ha recuperado”, cuenta don Estuardo. 
El puro es generalmente lo que usan para crear sus remedios. A este le agregan varios montes de la montaña y algunos otros que compran, según señala esta pareja de curanderos montuvios. 
Las amebas es otro de los males con los que luchan con sus técnicas. Para eso tienen un remedio infalible, claro que solo pueden usarlo en adultos, según cuentan.
“Se les da tomas de paico, siete hojas de oreganón y medio vasito de agua de coco. Eso se lo deja serenando y se toma. Para las amebas. Los niños no pueden tomarse eso”, indica don Estuardo. 
Esta pareja cree en Dios y los santos y afirman que tienen mucho que ver en el proceso de curación. No descartan transmitir sus conocimientos a quienes quieran aprender.
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