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Personaje
Con oraciones cura mal de ojo y sustos

La fe de Marina del Carmen Arévalo le ha dado el don de curar los males de las personas.

Sábado 19 Mayo 2018 | 04:00

 Ella relata que fue de su padre de quien heredó este don y que todo se lo debe a las oraciones, pues es una mujer creyente de Dios.

Sobre su experiencia como curandera conversó con el Archivo de la Memoria de la Unidad de Cultura de la  Universidad Técnica de Manabí.
 
Su técnica. Además de las oraciones dirigidas a Dios, Marina del Carmen usa técnicas que heredó como saberes ancestrales montuvios. Es decir que el puro (alcohol) es uno de sus materiales, al igual que los montes curativos.
“Mientras curo voy rezando. La oración que digo es: En el nombre de Dios y el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo y el Señor Jesús y Dios que me ayuda”, menciona.
Marina tiene 86 años y destaca que cada vez que puede ayudar a alguien a curarse lo hace con gusto, pero que cuando ella está enferma se le complica la tarea y últimamente se ha enfermado mucho. 
Como buena montuvia le tiene fe a los montes, pero por sobre todo a Dios.
“La oración es más poderosa, pues va con Dios. Los montecitos también son con Dios, porque ellos nacen y todo porque Él los ha botado aquí”, menciona. 
Su especialidad es curar mal de ojo y sustos. La detección de cualquiera de estos dos males la hace con la ayuda del huevo que pasa por el cuerpo del afectado mientras dice su oración.
Los síntomas del ojo son variados, según cuenta.
“A  uno le coge un dolor de cabeza, mareo, dolor al cuerpo, angustia, distintas enfermedades uno siente, porque yo lo he sentido”, indica. 
La mujer añade que cuando cura de mal de ojo también debe curarse ella, para no terminar afectada por la enfermedad de la otra persona. “Yo curando, también tengo que curarme”, dice. 
Otra forma de curar el ojo es chupando a la persona, pero Marina ya no realiza esa técnica, pues de esta manera se absorben energías malas. “A uno le coge mareo, enfermedades, angustia al cuerpo. El cuerpo a uno se le descontrola todito a uno”, indica. 
Marina dice que está dispuesta a enseñar sus oraciones para que alguien más aprenda a curar y entre risas niega que los curanderos sean celosos con sus secretos. 
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