Actualizado hace: 935 días 9 horas 34 minutos
Personaje
Ella es el ‘alma de las fiestas’

A sus 37 años, Angélica Solórzano es una guardiana de las tradiciones manabitas.

Jueves 17 Mayo 2018 | 04:00

 
La mujer nació en Chone, cabecera cantonal, pero asegura que sus raíces son de las campiñas de Río Grande, ubicadas en el mismo cantón. 
En su sector, ella aprendió a versear, los juegos de ronda y también la preparación de las fiestas populares. 
“Sí. Le cuento que mi abuelita por parte de papá era una persona católica y ella siempre hacía sus bajadas del Niño Dios”, recuerda.
Al mismo tiempo, añadió que junto al velorio se hacían las rondas tradicionales, se recitaban chigualos y el famoso baile del Sombrerito. 
En esta parte destaca que ella siempre era una de las que andaba “ahí metida”. “Yo también cantaba. Bien o mal hecho, yo me metía a cantar con ella (con su abuelita). Entonces ahí fue que me fue gustando lo que eran los versos”, comenta doña Angélica, quien desde ese momento se considera “el alma de las fiestas”.
Este no es un apelativo impuesto por ella, solamente. En su localidad también la conocen así, es por eso que a donde quiera que la invitan, accede a ir sin ningún pretexto. 
La mujer preserva la tradición, por eso de forma detallada explica cómo son las fiestas del Niño Dios con padrinos y madrinas. 
Según cuenta, quienes llevan este título son las personas que ofician los velorios. 
Al principio, agrega,  eran unos tíos de su familia, pero después de que ellos fueron los padrinos durante cuatro años, se los cambia anualmente. “Al Niño Dios lo escondemos desde temprano el 24 de diciembre. Lo tenemos ya escondidito en una mata de planta, en una flor, que nadie lo trate de ver. Antes de que lleguen las doce, decimos: ‘Bueno, ya se acercan las doce, vamos a buscar al Niño Dios’. En ese momento, la persona que lo encuentra automáticamente se convierte en el padrino del Niño. Ha habido desde criaturas (niños) que han sido padrinos, hasta personas adultas”, narra Angélica sobre la nueva forma de elegir a los padrinos del homenajeado. 
Una vez que hayan encontrado al Niño, su descubridor será el encargado de vestirlo para que los presentes le rindan honores con cánticos acorde a la ocasión. Después de esto la fiesta continúa con baile y comida. 
Por lo general el padrino entrante no tiene más obligaciones que vestir a la imagen representativa del Niño, en cambio el saliente se debe encargar de brindar un aperitivo a los asistentes, ya sea algún bocadillo o chocolate, dice. 
 
>otros festejos. La fiesta del Niño no es la única del sector. En la comunidad en general hay otras actividades como las del Señor de la Buena Esperanza, que justamente se celebran a fines de agosto. Esta celebración se realiza durante una semana, se hacen rezos y se canta. 
En esta parte de la entrevista con los colaboradores del Archivo de la Memoria de la Unidad de Cultura de la Universidad Técnica de Manabí,  la chonense reflexiona sobre los factores que inciden en la pérdida de identidad y cree que la tecnología no tiene la culpa.  
“No creo que sea mucho la tecnología, creo que somos los habitantes, es la comunidad de un pueblo que no mantiene esa tradición. Las olvida. O sea, las olvida como miembros de familia. Entonces, si en cada familia se han olvidado de esas tradiciones, habrá una comunidad y un  país en general que se olvidan de eso”, analiza la también chigualera. 
Ella considera que, para preservar la cultura, esta se debe cultivar en las personas desde la infancia. 

 

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