Así, recordemos hombres multifacéticos como Ricardo Patiño, que desfilara como ministro en cinco secretarías de Estado: de la Política, del Litoral, de Economía, de Defensa y de Relaciones Exteriores. Todo un récord.

Otros también desempeñaron funciones que prácticamente recién iban a conocer, por lo que no podía esperarse resultados fabulosos. Cesaban en una función y reaparecían en otras, como hombres orquesta.

Se recuerda que el Ministerio de Agricultura estuvo al mando de un poeta; y otro quien esperaba mejorar la situación agropecuaria mediante la implementación de computadores para los trabajadores del campo.

Igual ha sucedido en otras instituciones públicas, con la explicación de que lo que se requieren son administradores, como en las gerencias en el Ministerio de Salud, en hospitales, etc.

Esta política ha desorientado de alguna manera la concordancia de que quien sea jefe sepa de la materia a la que está unido, que es lo que piden organizaciones del campo agropecuario del país, actualmente reclamando hasta el cambio del ministro por deficiencia y desconocimiento de las políticas agrícolas.

Una gran ejemplo para nuestro mandatario, en su intento por el cambio que ha ofrecido efectuar.