Los asambleístas que representan a Manabí como que tienen, o debieran tener, tres objetivos respecto a la provincia: buscar vías para que la provincia crezca, promover sus grandes causas y defender sus instituciones.
Han sido elegidos, después de todo, por los electores de nuestra circunscripción territorial para que sean nuestra voz y nuestros ojos ante el poder central que es, debido a la organización del estado, quien decide cuánto, cómo y dónde se distribuye el presupuesto nacional. Es que en un régimen centralizado como el nuestro, el poder central es el órgano rector de las finanzas. En las repúblicas federales, los gobiernos locales tienen facultades para crear impuestos. Pero aún en esos países, en democracias de sólido e incuestionable prestigio, como la de EE.UU., los diputados y senadores buscan presupuestos y estímulos para las comunidades que representan. Entonces las tareas de los legisladores, legislar y fiscalizar, siendo imprescindibles, no son las únicas porque ellos no pueden mirar de reojo a la provincia que representan y que los eligió
En esta línea entonces, todos los proyectos de los asambleístas manabitas que estén orientados a fortalecer la economía provincial, a generar riqueza, a crear empleo deben ser apoyados a ultranza. Se los puede perfeccionar, se pueden ampliar sus efectos, pero siempre y en todo momento hay que respaldarlos. Y si en el pasado proyectos por y para la provincia fueron apoyados masivamente cuando se vivían otras circunstancias, cómo no hacerlo ahora que Manabí vive y padece las secuelas del más grande terremoto que ha azotado al Ecuador en toda su historia, terremoto que, como sabemos, destruyó vidas, bienes y muchos negocios. Sí, cómo no hacerlo!! Claro que nuestra gente ha hecho esfuerzos denodados para desde las cenizas levantarse de a poco y darle sentido a sus vidas. Pero no basta: hay que ponerle cimientos de “acero” a esos esfuerzos.
Es por esto que las leyes que se incuban en la asamblea para Manabí tienden, o deben tender, precisamente a eso: dotar de bases firmes el futuro de la provincia. Y hacerlo como se ha pensado: con leyes claras y objetivos precisos para que la burocracia de turno, la de ahora y la que se instale en el futuro, no manipule las aspiraciones de mejores oportunidades que puedan sentir los ciudadanos. En otras palabras, hay que entender que lo que se busca es dotar del marco legal necesario para que las iniciativas de los afectados por el terremoto no se frustren y dar espacio y estímulo a nuevas ideas. Por lo tanto los manabitas debemos cerrar filas con los proyectos que apoyan las grandes causas de la provincia y crear empleo y promover la inversión son dos de ellas.
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