Y es que allí, parece que el tiempo se detuvo, donde los edificios fueron destruidos, donde el comercio se detuvo y el movimiento de gente se acabó; esto, a más de nostalgia, nos crea un sentimiento de impotencia, de rebeldía, de reclamo. Pero un reclamo con gritos, con rabia, porque $ 3.000.000 millones de dólares se han gastado sin reconstruir lo que se dañó; sin reactivar económicamente a casi nadie, porque en lugar de reparar, parece enterraron cientos de millones de dólares en demoliciones y construcción de obras que no eran prioritarias, 

Y entonces, me pregunto, ¿dónde está invertida la plata de la reconstrucción? ¿dónde está la reactivación económica de aquellos que realmente perdieron sus negocios? ¿cuántas obras se han realizado en nombre de la reconstrucción? ¿Por qué hay aún edificios que no se han demolido o no se han reparado? ¿hacia dónde caminaron esos dineros? ¿será que las prioridades eran solo las casitas? Pero entonces, ¿por qué aún tenemos familias en carpas? ¿será que la prioridad era terminar obras inconclusas contratadas antes del terremoto? ¿Será que la prioridad era hacer escuelas en medio de la nada como una que existe en la vía a Pedernales? ¿será que la prioridad era hacer parques, tal vez para olvidar la tristeza de la pérdida de los seres queridos? ¿Cuántos comerciantes fueron atendidos con créditos? ¿ya le solucionaron a todos el problema de la vivienda? ¿las obras de infraestructura básica fueron realizadas?

¿Cuál es la explicación de nuestras autoridades miembros del comité de la reconstrucción, cuál es el pretexto o la justificación a tanta indolencia? Porque no me queda más que decir que solo aquellos que no miraron más allá del dolor de las pérdidas materiales, que no pudieron solucionar con tamaña cantidad de dinero las aspiraciones de reconstruir y reactivar las zonas afectadas por el terremoto, son unos indolentes. Más aún cuando, sabiendo que no se solucionan los problemas en un año, han clavado al pueblo con impuestos y medidas que más allá de sembrar conciencia y estabilidad están sembrando rebeldía e indignación.

Hace unos días pude revisar el informe de cifras de la reconstrucción, me pongo a sumar y los números no me salen, pues el informe está lleno de errores y de cantidades que parecen forjadas tratando de cuadrarlas en base a lo gastado. ¡Qué inconsciencia y qué falta de amor a la provincia de estas autoridades, que siendo parte del comité de reconstrucción han permitido que, a vista y paciencia de ellos, los dineros se hayan gastado sin pensar en prioridades.

Hay que pedir cuentas, hay que levantarse, reclamar y no dar paso a la impunidad.