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Calceta, su parque central y …

Sábado 21 Abril 2018 | 07:00

No cabe duda que el parque central de mi querida ciudad de Calceta es un lugar preferido y de atractivo especial para propios y extraños, por ser un espacio de solaz y recrear historias cívicas y de amor; baste pensar que desde las ínfulas cívicas de los moradores del villorrio, parroquiales y cantonales; se han desplegado ingentes esfuerzos y recursos económicos para siempre darle ese toque de belleza y romanticismo y determinar que este espacio abierto al sol, al aire libre, al viento que en las tardes acaricia los rostros humanos; sea merecedor de nuestros cuidados y defensa de su integridad física y por qué no, de esencia cívica y cultural. 

Contribuye a mantener todos sus atributos estar ubicado en el mismo centro de la ciudad, siendo el lugar de acogida antes de penetrar al templo San Agustín, al edificio del GAD cantonal, al viejo reloj público y su pequeña placita, su romántica glorieta. Todo esto afectado por el 16A. 
Esto y mucho más, que hace que los calcetenses, a la vez de sentirnos orgullosos, nos preocupe y nos duela cuando saboreamos un descuido o un abuso de la presentación física que menoscaben todas la virtudes descritas de nuestro parque Abdón Calderón.
Este preámbulo permite justificar mi preocupación por el manejo inadecuado del follaje del parque, constituido mayormente por añejos almendros, que en lugar de morir reviven cada vez que se talan sus ramas.
Hace más de dos meses se efectuó una poda que más pareció una masacre; cortaron todo el follaje inferior y dejaron los brotes más altos, con lo cual dichos árboles se agigantan y niegan la sombra a quienes buscan descansar o refrescarse cuando el sol abrasa con dureza. Esa poda indiscriminada y antitécnica no debe repetirse; es necesario podar estos árboles, pero teniendo en cuenta que propiciar sombra es el objetivo principal.
Ahora bien, si la idea es que les molesta la cantidad de hojas que a diario mudan los almendros, es tiempo de pensar en otras especies que sí hay en el medio; es cuestión de aguzar nuestra vista e iniciativas para descubrir plantas perennemente verdes, de altura no mayor a tres o cuatro metros. Y si no, que quienes tienen que ver en el asunto, visiten Quiroga, La Estancilla, Portoviejo, otros lugares de Manabí, donde se maneja de mejor manera el asunto parques.
Que existe un poco de descuido en el aspecto ornamental del parque es muy notorio: el césped no se lo resiembra, no se podan las plantas de sus jardines. Aun después de las innúmeras etapas que históricamente se han hecho, existe un sector aún no enlucido de sus paseos; la glorieta está semidestruida y ofrece peligro al estar o pasar por ella.
Como apéndice de lo descrito, hay que añadir la destrucción de algunos bordillos y hundimientos, por el trajín de maquinaria pesada que trabajan a paso de tortuga con pereza, en el soterramiento de cables. 
¿Y los puntos suspensivos del título ?..... Ellos serán absueltos por periodistas responsables que con valentía y verdad enfoquen los grandes problemas por los que atraviesa el cantón Bolívar y la “Sin par” Calceta; sin par pese a las circunstancias que hoy la afean y lastiman nuestra querencia cívica.
 
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