Según los entendidos en la leyenda de ‘Las Voladoras’, estas mujeres se caracterizaban por llevar y traer noticias desde cualquier lugar del mundo de forma inmediata y por utilizar hechizos para ocultar los romances prohibidos que mantenían con hombres que no eran sus esposos.

Rosa Cecilia Ramírez, historiadora y catedrática de la ciudad, contó a la agencia Andes que esta leyenda identifica a los mireños y sobre el tema versa su libro Memorias de Mira (2008), donde refiere que para emprender el vuelo, estas mujeres tenían que vestir enaguas blancas (vestidos largos) almidonadas, posteriormente colocarse ungüentos en las arcas (axilas) elaborados con una receta secreta y, finalmente, abrían los brazos y pronunciaban el conjuro para salir volando.

“En esta leyenda se observa un fenómeno como el de saberes muy antiguos y tradicionales que nos hablan de la utilización de ciertos elementos como las pomadas que usaban ‘Las Voladoras’”, afirma.

Detalles. La historiadora refiere que “la base de estos ungüentos bien podrían ser de plantas consideradas sagradas en América como la ayahuasca, el San Pedro, el yagé, el peyote, el guanto entre otros. Estamos frente a saberes que nos hablan de viajes de una naturaleza espiritual o psicológica en la que no necesariamente haya habido un vuelo físico, sino espiritual”, acota.

Ramírez señala que hace muchos años, las casas de esta población estaban cubiertas de paja y sin tumbados. Este tipo de cubierta permitía escuchar el más leve ruido, así que era fácil distinguirlas.

“‘Las Voladoras’ de Mira eran las mismas mujeres del pueblo, algunas solteronas y otras casadas que, a diferencia de las brujas de los cuentos infantiles, no utilizaban escobas para viajar por las alturas. En su vuelo, estos personajes mágicos iban en busca de hombres que deambulaban por las oscuras calles o laboraban en el campo. Traían y llevaban noticias de todos los sitios. Los varones tomaron precauciones y descubrieron los secretos para combatirlas”, expresa.

Esta leyenda es parte de la cultura indígena de Carchi, la cual se niega a morir.