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Bienestar
Bienestar
Por: Arturo Ceballos Delgado

Martes 13 Marzo 2018 | 04:00

Lo que debe unirnos es el bienestar general, sentir que los poderes públicos están para servir a todos, no solo a grupos de poder, sean estos mediáticos, económicos o políticas partidistas.

Esto se decidió en las urnas tal como lo manda la democracia representativa, que es la forma de sistema político que hemos escogido para que nos conduzcan a un razonable estado de bienestar.
El bienestar es el estado de las personas cuyas condiciones físicas, mentales y económicas, le proporcionaran un sentimiento de satisfacción que permitan vivir con tranquilidad.
Es deber de los gobernantes y gobernados asumir obligaciones con realismo moral, cívico y patriótico, para resolver los problemas constitucionales de los derechos y deberes de los ciudadanos.
Se puede asumir, que para lograr el bienestar de una nación hay necesidad de priorizar los elementos idóneos que procurarán un estado de satisfacción a nuestras vidas.
Las naciones a las que debemos emular y que han alcanzado un envidiable estado de bienestar social, han dado prioridad a la educación, salud, vivienda, vialidad, seguridad publica y jurídica, trabajo, respeto a la libre expresión, a los derechos humanos; una estricta ley de impuestos para poder pagar todos los beneficios sociales y deberes que el Estado asume como parte de su responsabilidad.
Por su parte, los gobernados cumplen con el deber de acatar las leyes, pagar los impuestos, asumir un respeto mutuo y conciliador para con sus conciudadanos, sus gobernantes, los agentes policiales y jurídicos.
Esta sería la utopía que deseamos, lo que todos queremos y que es difícil de alcanzarla en nuestro país, por culpa de la desunión regional, la envidia, el odio, la gula de poder por los diferentes sectores políticos, económicos, sindicalistas, industriales y del clero; la inmadurez política, la ignorancia, la falta de sentido común, el revanchismo, el insulto, las falsas noticias, las mentiras y la corrupción, a lo que hay que añadirle el divide y conquista, mas las injusticias,
Analizando el voto por el NO en nuestra provincia, mirado con un cristal claro y sin pasión, se podría decir que fue un voto de protesta por la inacción y el quemimportismo para nuestra provincia por el Gobierno de turno.
Han pasado más de dos siglos de la Revolución Industrial y nos debería dar vergüenza que aún no podemos hacer en nuestro país un motor de combustión interna. Para corregir esta anomalía debemos, más que nunca, acelerar nuestra educación técnica superior, tecnología informática, ciencias, construir una siderúrgica y la petroquímica, para poder avanzar; y ante esta desesperanza, emular lo de Japón, Corea del Sur y Singapur, que de la nada, en menos de medio siglo, han alcanzado a ser sociedades con un bienestar envidiable.
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