Funda los periódicos El Zurriago, El Vengador, La Unión Nacional, entre otros,  periódicos donde no todo era violencia verbal; consagraba espacio para aficionados a la literatura. En El Vengador pública una elegía a la memoria de Vicente Rocafuerte, de donde surge el epitafio que se colocó en la tumba de este insigne ecuatoriano.

Este hombre de gran cultura no se concibe por siempre periodista o abogado, siente en su interior el don de mando: en 1846 fue gobernador del Guayas, en 1857 senador, luego alcalde Quito y rector de la Universidad Central, en 1859 miembro de un triunvirato y presidente de Ecuador en dos ocasiones.

Manuel Gálvez, biógrafo de García Moreno, sostiene que en los periodos presidenciales de este personaje, tildado de tirano, aparecen trece periódicos, entre ellos: La República, El Centinela, El Popular, de Cuenca; La Crónica, La Gaceta Municipal y El Duende, de Guayaquil; El Constitucional, de Loja; La Palabra y La Crónica Semanal.

En El Duende se le llega a llamar “monstruo de la opresión, aborto infernal, hijo espúreo de la patria” y el feroz tirano no pierde la paciencia. García Moreno fue implacable con los revolucionarios, sus adversarios políticos, (no golpistas) podrían vivir en paz.

Hecho este repaso del mandato garciano (XIX) en lo relacionado con la prensa, toca compararlo con el de la Revolución Ciudadana del siglo XXI, donde fue evidente y positiva la entrega de frecuencias radiales a varias organizaciones sociales. 

Pero, paradójicamente, también fue obvio la antipatía del régimen a los medios de información independientes, a quienes llamó prensa “corrupta” y descalificó a personas que promueven este trabajo.

Según datos de Conatel y Supercom, se clausuraron más de veinte medios entre radios y canales de televisión; se iniciaron cientos de procesos legales muchos de estos organismos fueron sancionados con cuantiosas multas. 

Docenas de periodistas fueron enjuiciados (6) y condenados a prisión. Se promulgó La Ley de Comunicación que fue calificada por la Sociedad Internacional de Prensa como “La Peor Mordaza de América”. 

Son sucesos que conllevan a concluir este artículo con un interrogante, el que debe ser resuelto sin apasionamiento político alguno para que no empañe la respuesta: 

¿Quién fue más tolerante y democrático con la libertad de expresión y la prensa: “el Santo del Patíbulo” o “El Mashi” de la Revolución Ciudadana?.