A los habitantes de la parroquia la situación no les coge de sorpresa, pero sí piden que se haga el encauzamiento de la quebrada del Chivo que cada año inunda el camposanto.

Rocío Fernández tiene sepultados a sus padres y va dos veces por semana a dejarles flores. Como la bóveda está en la entrada, se pone botas y cumple su cometido. Para otros eso es imposible.

“No pedimos reubicación, ni siquiera se va a dar, pero al menos que encaucen la quebrada”, añadió.

Sara Fernández, gerente de Portoparques, empresa que también administra los cementerios, dijo que se hará la evacuación del agua con bombas.

Además preparan una propuesta de intervención de los cementerios de Colón, Picoazá y las parroquias rurales, para que la dirección de Proyectos haga los diseños en base a las necesidades de cada lugar.