Se trata de un ducto cajón o alcantarilla que fue empezada por el municipio para el drenaje de las aguas lluvias, pero lo que ha hecho es que estas, en vez de fluir, se estanquen.
Adolfo Bravo lleva toda su vida habitando allí y cree que no es justo tanto abandono de las autoridades.
Ángela Briones, de 77 años, aseguró que no solo dejaron inconcluso el ducto, sino que “regaron piedras, lo que hace difícil caminar y llegar a mi casa. Yo tengo artrosis. Mejor hubieran dejado como estaba”, dijo.
Adolfo Bravo, presidente del gobierno parroquial, afirmó que como autoridad local está al tanto de este problema, y que han gestionado con el municipio para agilizar la terminación de esta obra, por las molestias que representa para los vecinos del lugar.
“Estamos totalmente abandonados. De esto ya hace tres meses y nadie nos da solución”, señaló Bravo.