Aunque existen más obstáculos que interrumpen el fluido camino a la democracia y el progreso, como la malhadada Ley de Comunicación que es un dogal de la libertad.

También la presencia en importantes funciones de identificados “correistas”, quienes en esta vital consulta para nuestro Ecuador y el actual Gobierno, jugaron a dos ases, siendo esto lo que se reflejó ese mismo día, con el extraño triunfo del NO en Manabí, donde fuimos engañados por el anterior gobierno para ser “la provincia del milenio”.

Pero a la par se nos negaron y/o quitaron puertos, aeropuertos, mataron zonas francas y otros generadores de progreso. 

Con este sorprendente resultado manabita, y pese a posteriores publicaciones aclaratorias, se identificaron y mostraron tal cuales son, el cacique provincial y “dueño” de su movimiento político -en el que en la lista de candidatos ignoró a una talentosa asambleísta y desplazó a otros para en primer lugar poner a su hijo, actual parlamentario- y también los cantonales convertidos en sus vasallos.

A todos quienes les afectaba su no reelección en los cargos, donde posiblemente se estaría practicando la corrupción imperante en las alturas del Gobierno del “correato”, en el que de a poco se van descubriendo sus delictuosas hazañas. En todo caso, aparte de las decisiones que se tomen para revertir esa negativa tendencia, la votación manabita no afecto a la convicción nacional por el cambio, lo que se demostró con los ya proclamados resultados nacionales.

Ahora, políticamente mejor atornillado, a Moreno y su equipo leal le queda implementar el mandato popular, reduciendo el gasto estatal e incentivando la producción nacional con estímulos a la iniciativa privada, única y real generadora de los empleos que tanto necesitamos en esta patria. 

Sin descuidar el mejoramiento de las relaciones internacionales con nuestros mejores clientes y con otros emprendedores, que con esta nueva atmósfera democrática y de seguridad jurídica, se animarán a invertir en las muchas oportunidades que existen en nuestra provincia y en la nación, siendo ésta la única forma de cuidar la dolarización, que pese al descalabro -en todos los sentidos- de los últimos años del “correato”, ésta nos mantiene con una vida diferente a la de Venezuela. 

Así que estemos vigilantes que estos caciques con sus ambiciones no sigan perjudicando al Gobierno, y por ende  a cada uno de nosotros.