El caso es que en este Ecuador del alma, radicado en Montecristi, existe el abogado más joven del país, y habría que comprobar, quizás de este continente y del mundo; él es el Ab. Álvaro Antonio Delgado Murillo; pruebas al cántaro: En Manta, de María Murillo C., nació el 4 de junio de 1997 y se graduó de abogado de la república el 24 de noviembre de 2017 en nuestra ULEAM; es decir, contando con 20 años, 5 meses y 20 días de vida, Alvarito -así lo tratan sus cercanos y “medio” Manabí- culminó sus estudios profesionales de 3er. Nivel.

Como todo en la vida, siempre hay razones para que las cosas sucedan; en esta historia, ahora pública, considero una positiva carga genética para su superación intelectual, la recibida de sus antepasados paternos: De su bisabuelo Claudio Delgado Barcia quien fue alcalde de Montecristi, de su abuelo Álvaro Delgado Toro un destacado ciudadano y de su padre Dr. Carlos Teodoro Delgado Alonso un ameritado jurisconsulto de nivel nacional; ellos han transmitido, cada uno en su tiempo, el ejemplo y la carga de responsabilidad que pesan sobre los jóvenes hombros y el numen de este ahora profesional del Derecho.

También, una quizás penosa circunstancia juega en esta vida, y es que Álvaro padece una catastrófica enfermedad llamada hemofilia, causada por la deficiencia de un factor que impide la coagulación normal de su sangre, sufriendo como consecuencia la prevención sobre cualquier contacto físico fuerte, entre lo que se considera la práctica de deportes tan normales para seres jóvenes como quien estoy refiriendo; obligó esto a que Álvaro desde temprana edad se dedique a la lectura, con los benéficos resultados intelectuales de esta situación, lo que pronto se reflejó en la escuela donde fue ascendido de grados, continuando su acelerada asimilación del conocimiento, en el colegio y la universidad.

Demás está señalar que jamás tuvo dificultad alguna en la aprobación de las materias académicas, al contrario, pronto y puede decirse hereditariamente, desde estudiante empezó a mostrar una florida oratoria de la que hace gala en las diversas improvisaciones que acomete y es la que usa ahora en la actividad política que acaba de asumir en su aspiración de, con su juventud y profesionalismo servir a la tierra de Alfaro, de quien es su seguidor, y a la sociedad en si que necesita personas de su temple y talla.