No se trata en esta instancia de ver lo conveniente o inconveniente de que exista la institución porque para muchos es simplemente la hija de una época en la que se buscaba marcar la diferencia con el pasado cuando para otros no es nada más ni nada menos que la representación viva de los años en los que pensando en refundar la República se obtuvo como resultado final una “novelería” sujeta al control del gobierno y por lo tanto sin independencia alguna. Ahora pues no es el momento de este análisis. 

Entonces como el debate si conviene o no la institución no es ni será ahora, de lo que debemos ocuparnos es de la integración de las ternas por parte del Presidente de la República y que debe enviarlas a la Asamblea Nacional. 

Por lo tanto a nosotros, los manabitas, solo nos queda recordar que Manabí merece estar representada en esa institución. Es que si hay que elegir hombres probos, íntegros, capaces, de honestidad a toda prueba y de limpia trayectoria, Manabí tiene personas que reúnen esas cualidades. Y no es que tiene a unos pocos. Felizmente existen muchos. 

No es un tema ni siquiera de buscarlos, es simplemente un asunto de mirar, observar y sin duda alguna se los va a encontrar. 

Nuestra provincia, después de todo, ha sido cuna de hombres ilustres, que en los tiempos más difíciles han dado muestras de hidalguía y se han erguido valientes cuando las peores tempestades han arreciado con fuerza. Pero no solo eso, también han exhibido cuando las circunstancias lo han requerido, el talento para emprender las empresas más difíciles. Es que nada les ha sido dado. Todo ha sido fruto de una permanente lucha contra las circunstancias y es en esta atmósfera que la sabiduría de nuestra gente se ha puesto de manifiesto. 

Nuestro Presidente en consecuencia puede fijar su mirada en Manabí. De esa mirada, estoy seguro, podrá extraer nombres para integrar las ternas que enviará a la Asamblea. Esos manabitas, lo doy por sentado, aportarán no solo con su conocimiento sino también con su esquema de vida, con su patrón de conducta, que siendo transparente, vertical y honesto, no vacilarán en transmitirlo a las tareas propias de sus cargos. Y además sería una especie de homenaje y reivindicación a una provincia de un millón trescientos mil habitantes muchas veces marginada por los poderes públicos.