Demostrando esa cultura y tradición ancestral participaron en el desfile por la parroquialización de Cascol de Paján, en días pasados. 

Sus danzas y bailes populares contagiaban a los demás grupos que rendían homenaje a esta parroquia; pasacalles, pasillos, sanjuanitos, y no faltaron los amorfinos interpretados por este grupo que viste coloridos y típicos trajes que dan color y tono a cada presentación.

Con la tonada Manabí de mis amores en los altoparlantes, los 20 abuelitos junto al subdirector del grupo, Leonardo Alvarado, hacían eco de su nombre con esa alegría de vivir que contagiaba a los habitantes de la parroquia, agolpados en aceras y portales para disfrutar de su talento.

Presentaciones. Alvarado, subdirector del grupo y quien encabezaba la presentación de música folclórica, dijo que hace cuatro años se creó la agrupación y que siempre son invitados a diferentes sectores del país. Mencionó que aparte de los bailes folclóricos, declaman los tradicionales amorfinos con ese toque montuvio característico.

En esa ocasión fueron invitados por el Gobierno Parroquial de Cascol. Ellos no cobran por su presentación, solo necesitan la movilización y comida para sus integrantes, su trabajo es voluntario y sus trajes son donados por la familia Franco Medina, confeccionistas de su parroquia. 

En sus presentaciones muestran las diversas  culturas y tradiciones,  indicó Alvarado, no solo de la Costa, sino también de la Sierra y el Oriente ecuatoriano.

Son parte del grupo “Candilejas” del cantón Salitre y tienen una página de Facebook, Danza La Alegría de Vivir, allí se los puede contactar, ya que están prestos para participar en cualquier lugar del país y siempre llevando ese color y alegría en sus intervenciones.

Orígenes. Expertos  en danza mencionan que antes había pasos de baile como el de punta-talón y el de la puerca raspada, este último con un nombre particular para el momento de realizar los bailes y que fue evolucionando a la tradición.

Señalan que actualmente los grupos de baile hacen un rescate de la danza ancestral, a través de un montaje estético en el que no hay pasos puros del folclor de las poblaciones, pero sí arte.