Llegando al canal de televisión, las primeras palabras de Guillermo Lasso fueron directas. No entremos en tecnicismos, dijo, refiriéndose al análisis hecho minutos antes por Rafael Correa en el mismo espacio. Lo que se debe consultar es el cambio del modelo económico, reconfirmando la posición de los dialogantes unidos en un bloque variopinto, cuyo hilo conductor –leitmotiv- es el combate al expresidente y, en consecuencia, a toda obra física o ideológica derivada de ese Gobierno.
Esa supuesta unidad, por su misma naturaleza, es quebradiza aunque pacífica en apariencia, así será hasta que los intereses de las capas sociales dominantes entren en conflicto. Recuérdese a la misma banca y cómo León Febres Cordero líderó una marcha en defensa de un banco guayaquileño, frente a otro de la banca serrana.
En esta supuesta unidad, que no durará mucho, está latente el anhelo de grupos como CREO, que pretenden manejar el país directamente, con mínimas alianzas y sin interferencias, para lograr el propósito de disminuir el control estatal y aun de la sociedad civil. Ya manifestó que debería eliminarse el Consejo de Participación Ciudadana. Por ello se mantienen críticos y un tanto alejados de los dialogantes.
Frente a la generación de empleos que Lasso prometía en la reciente campaña, otro líder de la oposición, Nebot, fustigó duramente a Lasso por lo que se vislumbraba como una precarización del empleo y la negación de los derechos de los ciudadanos reconocidos en la carta de la ONU. Ya no se trata de crear empleos sin compromisos, sino de la sostenibilidad de ellos, de insertar a la población más desprotegida durante décadas de neoliberalismo en las normas del buen vivir, al menos los básicos derechos a la salud y a la vivienda.
La remoción de los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social dará lugar al nombramiento de un consejo provisional con facultades para cesar en sus cargos a varias autoridades de control. Todas las autoridades de control serán nombradas por el presidente Moreno, insiste el hasta ahora llamado presidente por sus fieles seguidores.
Algún asesor ad honorem condujo a Rafael Correa hacia el alcalde Jorge Zambrano, con quien habló sobre las preguntas, con énfasis en la 3, un golpe de Estado que, de ganar el Sí, será legalizado por el manso pueblo que no acaba de ver la esencia de la consulta.
El alcalde de Manta, exsocialcristiano, a cuyos líderes dicen los allegados que no obedecía al pie de la letra. Pese a su apariencia tranquila, aun dulcecita, palabra extraída de su núcleo familiar, sin salirse de casillas en público, no es de fácil acceso a un pedido, aunque el interlocutor exponga buenas razones.
Excandidato de CREO y vuelto al poder en unión con SUMA… adivinemos la posición de Jorge Zambrano después de conversar con un vehemente líder de la Revolución Ciudadana.
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