Así, la adicción al alcohol suele empezar como algo aparentemente sociable e inofensivo que, luego de repetidas veces de consumir, se va transformando lentamente en una enfermedad adictiva.

Las consecuencias de ingerir alcohol pueden aparecen en periodos de tiempo breve, como también a mediano o largo plazo, no solo en su organismo sino en su entorno social.. Podemos coger entre tantos ejemplos que existen los accidentes de tránsito, en los que al conducir un vehículo en estado de ebriedad las capacidades de razonamiento y de percepción del que maneja se van haciendo cada vez más lentas, al extremo de no advertir las señales de tránsito, terminando en fatales consecuencias.

El alcohólico, al estar débil su voluntad, es incapaz de abstenerse de beber, siente la compulsión de ingerir bebidas alcohólicas porque su cuerpo le pide y lo hace para calmar su dependencia, no importándole si la elaboración del producto tenga su registro sanitario ni toma en cuenta su procedencia, que es la parte central y más sustanciosa de su triste realidad.

Según las estadísticas del INEC, más de 900.000 ecuatorianos consumen alcohol y lo hacen desde la adolescencia.

El Ministerio de Salud Pública en octubre pasado hizo un serio pronunciamiento y una clara advertencia sobre la adquisición y consumo de la ingesta de bebidas alcohólicas adulteradas, cuyo contenido es el alcohol metílico y sus efectos dañinos para quienes lleguen a ingerir, habiéndose reportado 65 víctimas de intoxicación en la provincia de Pichincha.

El alcohol metílico tiene su uso y aplicaciones a nivel industrial; la persona que ingiere este tipo de alcohol pone en riesgo su vida, expone su organismo a la destrucción de sus órganos vitales como hígado y la visión (concretamente al nervio óptico), produciéndose una disminución de la conciencia, mareos, cefalea, dolor abdominal, visión borrosa y muerte, entre 12 y 36 horas después de haber ingerido. Y si por suerte logra recuperarse, quedará con secuelas neurológicas y oculares permanentes

La venta libre de bebidas falsificadas, de parte de personas malintencionadas que no tienen la más mínima conciencia de lo que están haciendo, debe ser sancionada y clausurados los locales de expendio.

Las personas deben dejar de ser ingenuas y percatarse de lo que van a tomar, examinando no solo el registro sanitario sino en el lugar donde lo compran.

Con las noticias que se lee y escucha a través de los medios de comunicación, se puede recomendar que hay diferentes formas de festejar moderadamente, que el alcohol no es un requisito indispensable, y que si se lo hace no hay que llevarlo a extremos para no causar dolor en las familias. Se puede divertir pero sin necesidad de beber alcohol.

Si tiene problemas con la bebida, acuda donde un facultativo para que lo asesore y no espere que su adicción avance.