Su historia inició en 1970, cuando Vicky, su primera pareja formal, terminó su relación y le dio un obsequio navideño.
Con 17 años, Pearce volvió a casa triste y con rabia, por lo que colocó el regalo debajo del árbol de Navidad y anunció a su familia que no lo iba a abrir nunca. Y cumplió su promesa. Hasta hoy sigue sin saber qué le obsequió Vicky.
Tras varios años, el hombre se casó y formó un hogar, por lo que su esposa le dijo que aquel paquete ya no era bienvenido entre las demás dádivas navideñas. Pese a ello. Pearce guarda en un lugar seguro la pequeña caja y asegura que lo abrirá cuando se cumplan 50 años desde el día que lo recibió.