El hecho fue tan repentino que la familia aún no lo asimila. A pesar de haber transcurrido más de un año, el dolor de la ausencia se percibe y los recuerdos se multiplican por los años compartidos en familia. 

 

> TRANQUILO.  Hasta donde Roy recuerda, su hermano tenía 22 días laborando en una camaronera del cantón Pedernales, dando mantenimiento al cuarto de máquinas. A pesar de haber estudiado ingeniería civil, se interesó siempre por reparar artefactos eléctricos.  

El 22 de diciembre del 2016 la familia San Andrés-Vera tuvo el peor regalo de sus vidas, al recibir una llamada telefónica en la que les informaron sobre el infausto suceso: el fallecimiento de uno de ellos. 

La muerte los dejó atónitos. La llamada hizo que la familia se movilizara al lugar, pero como estaban dispersos por varias provincias por el festejo navideño no lograron arribar a Pedernales, debido a que se cumplió con el levantamiento y los restos fueron llevados al centro forense de Manta para la autopsia.

 

> RESPONSABLE.  El asesinato de Alex San Andrés se dio en los exteriores de la empresa donde trabajaba, lo cual, según la familia, facilitó las investigaciones. 

De acuerdo a su hermano, la misma noche del hecho de sangre el responsable fue detenido; se trataba del jefe de guardias de la empacadora de camarón. 

A pesar de negarse, las evidencias fueron contundentes. En su poder tenía el arma de fuego que usó en el crimen, “además las cámaras de vigilancia grabaron el mínimo detalle. No tuvo nada a su favor”, citó Roy.

El proceso judicial en contra del sospechoso se cumplió rápido y los jueces sancionaron el delito con 29 años de cárcel. “Los años de prisión no nos devuelven a mi hermano, pero da algo de calma porque se sacó de las calles a una persona peligrosa”, dijo.  Los restos de Alex reposan en el cementerio general, pero sus acciones permanecen en la mente de quienes lo trataron.