Un día necesitaba un poco de gasolina para limpiar unas bujías, fui a una gasolinera con el mismo envase que se toma agua en botella pequeña, de esas que las venden en 25 centavos. Cuál mi sorpresa, que el envase se llenó con apenas 22 centavos de dólar, al tiempo que me preguntaba cuánto costará producir gasolina en comparación con el agua, cuál será más barato. Ustedes se han de dar cuenta, por sentido común, que el refinar combustible tiene que ser más costoso; entonces, por qué el agua cuesta más que la gasolina. Claro, me refiero al agua embasada. Al parecer hay una contradicción; me pasa por la mente preguntarme quién pone los precios del agua, quien los controla. Es muy posible que esté equivocado, talvez alguien o alguna institución regula el precio del agua. Mi intención es hacer ver la incongruencia que existen en nuestro país; lo importante aquí es hacer algo, pero quienes son los llamados a hacerlo más que las autoridades, como el intendente de policía. Aspiro a que alguien que tenga que ver en el tema lea este editorial, y pueda tomar cartas en el asunto. Quiero puntualizar que no estoy en contra de las personas que extraordinariamente se dedican a expender agua, que por cierto es un trabajo noble y sacrificado, digno de admirarlo.