Al hospital Francisco Icaza Bustamante, el 1 de enero, a partir de las 02h00, llegaron 20 niños con afectaciones por quemaduras de segundo y tercer grado, revelaron medios nacionales.
Jaime Romero, médico de esa casa de salud, explicó que algunos de estos infantes presentan daños severos. “Los pacientes que ingresaron estaban jugando con los residuos del año viejo”, comentó.
De los 20 heridos que fueron internados, 12 tienen lesiones en las manos y tres están delicados. A ellos, mientras observaban la quema de los monigotes, les cayó bengalas en sus rostros, contó el médico.
“Tres pacientes están afectados con quemaduras en sus globos oculares”, precisó. Lamentablemente, un menor de 12 años perdió su ojo derecho. Él fue alcanzado por la onda expansiva de una camareta, refirió el doctor.
Según el jefe de la Unidad de Quemados de esta casa de salud, los 15 niños más delicados permanecerán internados entre seis y ocho semanas, y en las próximas horas serán intervenidos quirúgicamente.
En el hospital Guayaquil, en cambio, están internados dos adolescentes, uno de ellos perdió su mano luego de estallarle una camareta que encontró fuera de su casa. El otro menor perdió tres dedos, reveló Teleamazonas en un reportaje.
Al hospital Roberto Gilbert Merizalde llegaron ocho niños con quemaduras fuertes. Uno de ellos perdió un ojo al ser alcanzado por un silbador, mientras que uno de 11 años perdió dos dedos de su mano derecha al explotarle una camareta.
Las autoridades advierten que estos incidentes suceden, en ocasiones, por el descuido de los padres, pero también por la falta de conocimiento de los infantes al manejar este tipo de artefactos explosivos en las celebraciones de Navidad y fin de año.