El comercio informal en Manta, que por estas fechas aumenta, se desplaza de un lado a otro para evitar una multa de hasta 187 dólares. 

Esto porque en la ciudad hay una ordenanza que sanciona a quienes deambulan por los espacios públicos comercializando productos o se ubican en cualquier lugar sin los permisos correspondientes. 

Isacc Pin y Homero Palma son vendedores informales de Portoviejo que desde hace siete años acostumbran a llegar a Manta, durante los últimos 15 días de diciembre, para vender peluches artesanales. Este mes no fue la excepción.  

Ellos dicen que las ventas navideñas y de Fin de Año en Manta son más altas que en su ciudad. Por eso se vienen, aunque también son conscientes de que corren el riesgo de ser multados por la informalidad que practican. 

Sin embargo, ambos contaron que evitan aquella sanción movilizándose por distintos puntos. Es decir, cambian constantemente de ubicación para evitar problemas.

Aumenta la venta. Mauro Pinargote, comisario municipal de Servicios Públicos, estima que en diciembre el comercio informal en Manta crece en un 20 %. Es un cálculo personal, ya que no se tiene cifras al respecto. 

Pinargote explicó que es común ese incremento porque hay muchos comerciantes de otros cantones que ven en Manta una plaza  potencial durante Navidad y Fin de Año. 

Él aseguró que se trabaja en controles para evitar que la informalidad provoque un caos comercial, pero no aplican sanciones para no perjudicar a nadie. 

Eso sí, agregó el comisario, se les pide circular y no quedarse en un solo punto.

Los primos Cristhian y Jesús Gilces también llegan de Portoviejo para vender productos navideños. Ellos, para evitar inconvenientes, pasan de una calle a otra.