Los pueblos en democracia, como es nuestro país Ecuador, tienen la libertad de que sus ciudadanos podamos escoger y elegir a quien nos gobierne. Si nos equivocamos tenemos que cargar la culpa de su desarrollo o subdesarrollo. Hay instituciones o empresas privadas que escogen sus empleados, funcionarios o como les llamen; si bien es cierto ellos juegan un papel muy importante en el desarrollo a lo que representan, dándole trabajo a un gran número de habitantes, convirtiéndose en ente de progreso de cada pueblo, provincia y del país.
¿Qué pasa con los funcionarios que son electos por el voto popular? Una vez ya posesionados inician la devolución a su gente de lo ofrecido en campaña; previo a esto, todo dependerá de sus intenciones o de quiénes sean sus colaboradores. ¡Qué importante es si los escoge bien!
Para mi concepto deben de ser ciudadanos probados, profesionales capaces y oriundos de la ciudad; que conozcan la problemática de su entorno y seleccionados, con proyección futurista y que se conviertan en funcionarios visionarios y no en funcionarios beneficiarios o escogidos a dedos o padrinazgo.
Las obras que se llegasen a ejecutar, importante es que siempre deben de ser socializadas por los habitantes de cada sector, para satisfacción de su gente, con derecho a participar en su desarrollo; por supuesto que enmarcado con los estudios técnicos, en ornato y físico de cada pueblo de acuerdo a su desarrollo.
Considero una manera muy importante, para que todos los ciudadanos de un pueblo sean parte de su desarrollo y demuestren su amor, es enseñarles la historia de su tierra, comenzando desde las escuelas, gremios hasta la misma universidad; recordándoles a sus héroes y por ende sus fechas históricas.
Si su comunidad, etc., cumple su aniversario con fechas importantes con la ciudad, juntos celebrar ese acontecimiento y que siempre prevalezcan las culturas ancestrales de cada región.
Para terminar, que los funcionarios electos por el voto popular, por dignidad o por la ley, rindan cuentas a su pueblo periódicamente, ya que es quien le paga; y no como muchos funcionarios, que nunca prestan ningún servicio, pasando desapercibidos hasta en su propio barrio, pero sí beneficiándose de su pueblo.