Es la costumbre arraigada que anualmente empieza a acentuarse a fines de noviembre y se extiende por todo diciembre, hasta inicios de enero, impregnando a las ciudades de mayor colorido y contagiándolas musicalmente con las características sonatas navideñas.

Sin embargo, con la decoración, las luces y los sonidos llegan también los riesgos de accidentes, como el que presenta el incremento de demanda de energía eléctrica, pues la mayoría de los objetos utilizados tiene como base la electricidad.

Ejemplos de lo que sucede cuando se abusa de esta clase de artículos hay muchos, ya por impericia, desconocimiento o simplemente abuso de los mismos, que han terminado en flagelos, incluso con saldo mortal.

Por eso es correcto que se prevenga a la ciudadanía de los problemas, contra la seguridad y salud de todos, por el mal uso de la corriente eléctrica, del excesivo ruido y del manipuleo irresponsable de artículos pirotécnicos basados en material explosivo.

Como todos los años, policías, bomberos y profesores tienen la responsabilidad de educar a la ciudadanía sobre el correcto manipuleo de todos estos artículos, para prevenir de los peligros, por el bien general.