Santiago afirma que cuando tenía 7 años de edad se hostigó de la “severidad de sus padres”, por lo que agarró lo poco que tenía y se fue a Guayaquil sin saber leer ni escribir.
Recuerda que un señor lo encontró deambulando por las calles de la gran urbe y donde los bancos de parques y avenidas eran sus camas, incómodas y duras.
Fue así que llegó a Las Guaijas, a la casa de la familia Aráuz. En aquella vivienda encontró el calor humano que no había tenido en su hogar, confiesa. “Incluso me enviaron a la escuela, pero no pude terminar porque regresé a Guayaquil cuando tenía 12 años”, relata.
En la “Perla del Pacífico” por curiosidad entró un día a un parque de diversiones sin saber que iba a ser por algunos años parte de esa familia dedicada a ofrecer diversión a la gente. Cuenta que gracias a esa empresa conoció Guatemala, Honduras y Perú, país donde se quedó a vivir por espacio de 5 años.
Emprendimiento. Santiago ahora tiene 38 años y dice que hace 5 meses decidió instalar una lubricadora y lavadora de carros en Las Guaijas, al ver que faltaba un lugar de estas características en la vía Santa Ana-Poza Honda.
El local está ubicado en el centro turístico Nevis y es de fácil acceso al estar colindante a la vía.
Santiago indica que invirtió 40.000 dólares y que los equipos que tiene ni en Portoviejo existen.
Tiene máquinas de lavado de tapicería, a vapor, en giratorio, shampoo, engrasadora, entre otros equipos. Recalca que cuenta con registro ambiental y está a 180 metros del río.
Además tiene trampa de aceite para evitar la contaminación. “Poco a poco voy ganando clientela”, dice.