Ella aprovechó su habilidad de elaborar postres para establecer un pequeño negocio, “Choconut”, con su mejor amiga, Dayana Intriago, y su hermana menor, Lucía Yanin, y así suplir en algo los gastos que le demandaría su participación en el reinado de Manta.

Reconoce que fue una gran idea, a pesar de que durante los últimos días, debido a la intensidad de las jornadas del concurso, fueron pocos los pedidos que pudo concretar.

“Seguro seguiremos haciéndolo, porque nuestros postres son deliciosos; además, me gusta aprender cosas nuevas y estar metida en la cocina”, dijo con una amplia sonrisa.

Lucía fue coronada como la mujer más bella de Manta la noche del miércoles, en una gala realizada en la Plaza Cívica.

Confiesa que no le interesaban los concursos de belleza, sin embargo, en el 2004 fue Reina de los Jardines de Infantes de Manta y además ganó varias cintas como Hada de Navidad y Srta. Deportes.

Lucía reveló que fue su papá, Raúl Villavicencio, quien la motivó a inscribirse en el concurso; el propósito de él era que pierda el miedo y deje de ser introvertida.

Su madre, Lucía Espinoza, está orgullosa del logro alcanzado por su hija, pero admite que tenía dudas de que resultara ganadora, pues la belleza y preparación de las demás candidatas era muy alta. 

Lucía se convierte en la segunda reina de la familia. “Mi hermana fue Reina de El Carmen y Virreina de Manabí, en la época en que Melina Morán ganó esa corona”, recuerda la señora.

MÁS DE ELLA. Lucía es una chica con muy pocos amigos, los que sin duda ahora se multiplicarán por el papel que desempeñará en la ciudad.

Es bachiller de la Unidad Educativa FAE. 

Hasta hace unos meses deseaba estudiar Leyes o Trabajo Social, pero tras la experiencia del reinado, y por haber aprendido a cuidar su cuerpo, ahora piensa seguir la carrera de Nutrición en una universidad a distancia.

No quiere detener sus estudios universitarios, a pesar de desempeñar paralelamente su año de reinado. Su formación se complementa también con clases de inglés: cursa el sexto nivel en la academia Broadway. 

Un detalle que no olvidará Lucía sobre este reinado es que, una semana antes de la gala final, ella era una de las candidatas que aún no tenían el vestido que lucirían la noche del certamen. 

Por ello, junto con su mamá viajó a Guayaquil con la idea de alquilar uno, pero no conseguían algo que les gustara. “Accidentalmente pasamos frente al local del diseñador Eduardo Villamar y nos arriesgamos a cotizar uno de sus vestidos. Me gustaron dos: un traje turquesa y otro vestido dorado, pero al final lo sometimos a votación con mi familia y nos quedamos con el vestido ganador”, dijo la reina.

AGRADECIDOS. Los padres de Lucía reconocen que se les viene un año duro como padres, porque su hija deberá cumplir un sinnúmero de compromisos sociales, pero agradecen a la organización del certamen por la ayuda que les brindaron para que ella y las demás candidatas luzcan vestidos de varias boutiques de la ciudad.

Ahora ella piensa en cuándo empezar el curso de conducción para poder recorrer su ciudad en el auto que ganó.