Pero como esto no es posible, como que la meta a alcanzar debería ser, entre otras cosas, el manejo autónomo de su desarrollo, de su crecimiento, en otras palabras, de su destino. Para lograrlo, los manabitas poseemos, en teoría, una arma que dispara munición pesada: el poder del voto. En la práctica nos debería otorgar ciertos derechos. No obstante, la historia, “el maestro que enseña la verdad”, nos dice que en muchísimas ocasiones el voto, la mejor expresión de libertad en democracia, es solo una manera de ganar y no implica obligación.

Esto no es necesariamente nuevo. Pero, por las cosas que ocurren en el mundo, hay que cambie esto. Lo que sucede es que en épocas pasadas el mundo parecería que marchaba a otro ritmo, como que todo se tomaba su tiempo y no pasaba lo que ahora, que los descubrimientos están a la orden del día. El mundo científico de hoy, los investigadores, como que le han puesto el pie en el acelerador y se generan continuamente nuevas cosas que asombran. Claro que aún los inventos más importantes son los mismos de siempre: el fuego, la rueda, la imprenta, el bombillo, la penicilina, etc y ahora, la informática, Internet, celular y toda la tecnología que día a día se pone al servicio de la humanidad.

 Y es tanta que se habla que muy pronto, dentro de pocos años, habrá automóviles que vuelan, taxis voladores, vida en las profundidades del mar, se poblarán otros planetas, se podrá ordenar órganos humanos y los trasplantes serán muy comunes. Y ¿qué tiene que ver todo esto con el voto de Manabí? Es que si esto es lo que ocurre en el mundo y si son los adelantos científicos los que nos van a permitir una vida más llevadera, Manabí entonces con el poder de su voto, que siempre lo usamos, pero no lo ejercemos a plenitud, y pidiendo lo que corresponde, debe diseñar y ejecutar un plan que nos ponga en el camino de marchar paralelo a la tecnología que anda dando vueltas por el mundo.

No se trata de pedir por pedir. Lo que se requiere es un programa conjunto concebido por el gobierno central, el que recibió nuestros votos y nosotros, el que nos lleve a disfrutar lo que el mundo está produciendo. Entonces comencemos por fortalecer a todas nuestras instituciones, públicas y privadas, y pidamos que nuestro voto nos conduzca al progreso.