Esto generalmente con el fin de dar mayor resonancia a los mismos, invitando libremente a ser partícipe a la mayor cantidad de la población.

El objetivo y las intenciones son positivas, porque los ciudadanos interesados podrán disfrutar de aquello que ha sido concebido para ser un momento agradable, confiados en que han sido tomadas las medidas necesarias para la seguridad de todos.

Sin embargo, aquellas masivas reuniones suelen provocar malestares en varios sectores, como el de los residentes de las zonas donde se las efectúa, por la lógica alteración del normal ambiente diario.

Igual en el de los conductores de vehículos, privados o públicos, que también han expresado oportunamente su inconformidad, porque la normal circulación se altera tremendamente cuando se cierran calles, con mayor efecto en aquellas ciudades en las que, de por sí, ya están caotizadas en el tránsito. 

El desvío de varias cuadras complica al máximo el paso vehicular, como ha sucedido en años anteriores, incluso peligrosamente cuando se trata de urgencias médicas, de policía o bomberos. Es hora, entonces, que se regulen estas actividades en ordenanzas, que ya existen en algunas municipalidades, debiendo solamente ser aplicadas o actualizadas.