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El estuario del río Chone, azolvado y sin plan de dragado

A medio camino entre San Vicente y Bahía de Caráquez los bajos permiten dejar las lanchas y caminar. Es como si el estuario hubiese desaparecido.

Domingo 15 Octubre 2017 | 04:00

Pablo Cedeño y Arturo Véliz se adentran en la lancha y acoderan aprovechando el sedimento que va tomando terreno en el estuario del río Chone, entre Bahía de Caráquez y San Vicente, que dificulta la navegación y atenta contra las especies marinas.

“Algún día vamos a poder cruzar a pie”, dice Cedeño. Y Loor cuenta que cada día se hace más difícil la navegación. Y de la pesca ni hablar, porque el azolve ha hecho que desaparezcan especies marinas de la zona y lo que se logra capturar es el camarón. Lo que se hace en el estuario es turismo, en la medida de lo posible.
Luis García, con 60 años en la pesca artesanal, señala que el estuario ha cambiado en un 80 por ciento. Recuerda que barcos como el Santa María y El Ancón ingresaban canal arriba con marea alta hacia Portovelo, Barquero y Puerto Ébano, donde cargaban  guineo para llevar a los buques. Asimismo, en Bahía hacían una parada para llevar café, palma real y la higuerilla a las grandes embarcaciones. “Calculo que había más de 15 metros de profundidad y ahora no tiene ni 5 metros”, acota.
Explica que tienen que ingresar con marea alta, aunque sea un poco más arriesgado, ya que en marea baja los motores se pueden dañar al contacto con el sedimento.
El historiador Gustavo Hidalgo manifiesta que siempre se ha querido tener habilitada la ruta navegable del estuario, tanto así que en 1958 la draga Puerto Cabello realizó un dragado con la intención de construir un puerto frente a la costa para que grandes barcos llegaran frente a Bahía, pero esto no dio resultado, porque el flujo que ingresaba naturalmente volvió a tapar el canal abierto por la draga. La Fragata Guayas, que fue el primer barco de gran calado que quiso ingresar a la bahía, fue raspando su timón, por lo que no se autorizó el ingreso de los buques.
Alerta. Los problemas mayores son la deforestación de las colinas y de las riberas, que aportan con sedimentos al estuario, la construcción de camaroneras en zona de manglar que deforestó los bosques, y la urbanización en las márgenes desde la década de los 80. A esto se suma el fenómeno El Niño. 
Alfredo Mera, camaronero de Bahía de Caráquez, señala que el azolvamiento del estuario tiene un gran culpable, que es la deforestación de las colinas y montañas que lo rodean, que se agravó durante los fenómenos El Niño de los años 82-83 y 97-98, cuando perdió profundidad. A esto se unen las malas prácticas por el aumento del horizonte agrícola.
Recuerda que antiguos pescadores artesanales decían que en Puero Ébano, “antes de 1982 había 10 metros de profundidad y actualmente es totalmente seco en marea baja y en marea alta hay un metro”.
Menciona que son millones de toneladas de sedimentos los que han ido a parar al estuario, que perdió la capacidad de navegación que llegaba a San Antonio hace un siglo.
Indica que la solución a largo plazo es detener la deforestación y reforestar las lomas circundantes del estuario y a lo largo del afluente, desde la cuenca alta del río Chone. “El estuario clama a gritos la ayuda de las autoridades para hacer algo con la deforestación, sí se puede hacer”, acota.
Sin planes. A pesar de la situación del estuario no hay estudios ni planes de intervención. El Gobierno Provincial de Manabí (GPM) tiene las competencias de riego y drenaje y de gestión ambiental.
Joab López, director de Riesgo y Drenaje del GPM, señala que dragar el estuario del río Chone es competencia del GPM, indicando que “podemos desazolvar donde las máquinas puedan ingresar, en coordinación oportuna con el Ministerio de Ambiente, Secretaría del Agua (Senagua) y la Empresa Pública del Agua, que opera la represa de Río Grande” de Chone.
Al consultarle si se considera un dragado aguas abajo del río, indica que para eso tendrían que hacer una nueva programación, un estudio de factibilidad que permita utilizar la máquina en ese sector, refiriéndose a la draga La Esperanza que trabaja desde el 2013 en la presa de Simbocal, que separa las aguas saladas del estuario de las del río Chone.
“Tratamos de priorizar el uso de la máquina en el río, donde podamos mantener el agua dulce, que es de gran importancia”, precisa.
Para desazolvar el estuario se requiere de equipos más grandes, de mayor volumen de descarga y de succión, agrega. Pero primero hay que hacer el estudio, se indica.
Competencias. Mientras tanto Leonardo Hidalgo, director de Gestión Ambiental de la Prefectura, sin precisar fecha, dice que van a trabajar en la conservación de las cuencas, “con Senagua y la Empresa Pública del Agua (EPA); no tenemos dinero pero sí los viveros”. Dice que entregarán 1.500 kits a los maiceros de la zona con plantas para que siembren.
Alex Briones, subsecretario de la Senagua, manifiesta que el trabajo en el estuario es responsabilidad del GPM, que les pasa los planes y ellos se encargan de aprobarlos. Mientras, desde la Dirección de Comunicación de la EPA se indica que “de acuerdo al COOTAD y a la Ley Orgánica de los Recursos Hídricos, el tema de las cuencas de los ríos es competencia entre la Senagua y los GAD provinciales”.
A eso Hidalgo añade que “cuando hay problemas culpan a la Prefectura, a pesar de que no es nuestra competencia las cuencas altas, porque hay que recordar que en la cuenca alta del río Chone está la represa de Río Grande, desde donde deberían trabajar en conservar esa cuenca la EPA junto a la Senagua”.
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